Cuando la cabeza del hogar es mujer: el nuevo rostro de Barranquilla A.M

Casi la mitad de las mujeres que lideran hogares en Barranquilla A.M. tiene entre 25 y 49 años, las edades en las que suelen estar más activas en el trabajo.

Fundesarrollo presenta un análisis del mercado Laboral de la región Caribe

En los últimos años, la estructura familiar ha experimentado cambios profundos, con un protagonismo creciente de las mujeres que redefine la dinámica social y económica de la ciudad. En Barranquilla A.M., 4 de cada 10 hogares están encabezados por mujeres, lo que representa alrededor de 242.000 familias en 2024.

El contraste con 2015 es evidente. Hace una década, el 67% de los hogares estaba encabezado por hombres y solo el 33% por mujeres. Hoy, esa brecha se ha reducido a la mitad: la diferencia pasó de 35 a 17 puntos porcentuales. Esta transformación refleja una reconfiguración de los modelos familiares, un fenómeno que también se observa en otras grandes ciudades como Medellín, Cali y Bogotá, y que incluso marca una tendencia a nivel nacional.

Gráfico 1. Proporción de hogares por sexo del jefe, 2024.

Un apagón no solo apaga la luz. Aunque no toda la economía se paraliza, las fallas eléctricas afectan sectores clave y ponen en riesgo la productividad, los ingresos y el bienestar de miles de familias en la región.

¿Qué está en juego para la región Caribe si no actuamos ya?

Un apagón no solo apaga la luz. Aunque no toda la economía se paraliza, las fallas eléctricas afectan sectores clave y ponen en riesgo la productividad, los ingresos y el bienestar de miles de familias en la región.

  • Por los diversos motivos asociados a la crisis de la región, los cortes de energía podrían volverse más frecuentes y extensos, afectando no solo a los hogares, sino también a hospitales, empresas, colegios y servicios clave para la vida diaria.
  • Sin un servicio eléctrico confiable, la región pierde competitividad. La inversión —tanto nacional como extranjera— se aleja, y con ella las oportunidades de empleo y bienestar para su población.
  • La falta de soluciones sostenidas mina la confianza en las instituciones y alimenta la frustración social.
  • Sin acceso a energía constante y de calidad, se amplían las brechas sociales y se profundiza la precariedad en barrios y municipios que ya enfrentan múltiples carencias.

¿Qué se necesita para salir de la crisis energética en la región Caribe?

Tras varios años de modelos fallidos, la solución no puede seguir siendo apagar incendios. La región Caribe requiere un nuevo modelo de prestación del servicio eléctrico que entienda su realidad social, climática y económica.

¿Qué implica esto?

    • Resolver de fondo la situación de Air-e, con una decisión definitiva del Gobierno (como la liquidación o reestructuración) que permita saldar deudas, garantizar la continuidad del servicio y recuperar la confianza.
    • Asegurar el pago de las deudas acumuladas por parte del Estado, especialmente las relacionadas con subsidios no transferidos y pérdidas reconocidas por el regulador, para no seguir afectando la caja de los operadores.
    • Diseñar un nuevo esquema de operación y regulación regional, que tenga en cuenta las condiciones diferenciales de temperatura, pobreza y expansión urbana de la región.
    • Fortalecer la planeación de la demanda y oferta energética a nivel territorial, incorporando energías renovables, almacenamiento y proyectos comunitarios.
    • Mejorar los mecanismos de seguimiento, control y rendición de cuentas sobre inversiones, calidad del servicio y gestión empresarial de los operadores.

 

Fuente: DANE-GEIH. Elaboración: Fundesarrollo.

El perfil de la mujer que lidera el hogar en Barranquilla

Al analizar la composición de estos hogares se evidencia un patrón estructural: siete de cada diez mujeres que los encabezan no tienen cónyuge. Esto implica que la mayoría asume en solitario la gestión económica, la organización doméstica y las tareas de cuidado, una situación que no es exclusiva de la capital del Atlántico. En los demás territorios analizados, el promedio asciende al 76%, y a nivel nacional alcanza el 72%. La jefatura femenina sin pareja dejó de ser una excepción y se ha convertido en una realidad cada vez más común en Colombia.

Casi la mitad de las mujeres que lideran hogares en Barranquilla A.M. tiene entre 25 y 49 años, las edades en las que suelen estar más activas en el trabajo. Pero más de 9.000 jóvenes de 15 a 24 años también han asumido esta responsabilidad. En estas etapas clave para estudiar o empezar a trabajar, deben equilibrar sus metas personales con el cuidado del hogar, un reto que podría afectar sus oportunidades y desarrollo de capital humano a largo plazo.

¿Y su nivel educativo?

La educación marca otra frontera. El 65% de las mujeres que lideran hogares alcanza como máximo la educación media, lo que limita su acceso a empleos mejor remunerados y con mayores exigencias de cualificación. En el mercado laboral, la mediana de ingreso mensual de estas jefas de hogar es de $1.000.000, es decir, $300.000 menos que la de los hombres en igual situación. Además, seis de cada diez trabajan en la informalidad, frente a cuatro de cada diez hombres. Entre quienes no tienen empleo, el 83% se dedica a tareas del hogar, lo que aumenta la carga de trabajo no remunerado y limita su acceso a educación y bienestar.

Las consecuencias de estas limitaciones se reflejan en su situación socioeconómica: seis de cada diez mujeres que lideran hogares en Barranquilla A.M. viven en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, evidenciando la fragilidad estructural de la mayoría de estas familias. Solo el 40% logra ubicarse en la clase media o alta.

Gráfico 2. Proporción de jefatura femenina por clase social, 2024.

Fuente: DANE-GEIH. Elaboración: Fundesarrollo.

Propuestas para transformar la realidad

Las cifras evidencian la magnitud del desafío, pero también muestran un gran potencial de cambio. Con iniciativas adecuadas y focalizadas, Barranquilla puede convertirse en un referente de cómo mejorar la realidad de miles de mujeres y sus familias. Algunas recomendaciones son las siguientes:

1. Sistema Distrital de Cuidado: su objetivo es reducir la carga del cuidado no remunerado y permitir que las mujeres accedan a educación, empleo y programas de bienestar.

a. Crear espacios de cuidado temporales para la niñez y adultos mayores, articulando las Secretarías de la Mujer, Salud, Educación y Planeación, junto con el ICBF y las cajas de compensación.
b. Incorporar el eje del cuidado en el Plan de Desarrollo Distrital y en los instrumentos presupuestales, garantizando su sostenibilidad.
c. Desarrollar guarderías móviles y bancos de tiempo en barrios vulnerables, permitiendo que las mujeres intercambien servicios de cuidado entre vecinas.

2. Políticas de empleo inclusivas: para mejorar los ingresos y oportunidades laborales de las mujeres.

a. Implementar bonos de empleabilidad y subsidios a empresas que contraten mujeres jefas de hogar.
b. Capacitar en oficios digitales y habilidades técnicas con alta demanda laboral.
c. Apoyar emprendimientos mediante microcréditos, mentoría y redes de cooperación entre mujeres emprendedoras

3. Mecanismos de seguimiento y evaluación:

a. Establecer indicadores de desempeño, como aumento de la participación laboral formal, reducción de la pobreza y vulnerabilidad, mejora en el nivel educativo y participación comunitaria.

b. Monitoreo trimestral por un comité interinstitucional (Secretarías, ICBF, cajas de compensación).

c. Evaluación anual con ajustes basados en resultados y retroalimentación de las beneficiarias.

Publicado en El Heraldo el 28 de septiembre de 2025.

Gráfica 1. Escenarios de la Reforma al SGP

Fuente: Cálculos propios. DANE

Cuando la cabeza del hogar es mujer: el nuevo rostro de Barranquilla A.M

Casi la mitad de las mujeres que lideran hogares en Barranquilla A.M. tiene entre 25 y 49 años, las edades en las que suelen estar más activas en el trabajo.

La industria manufacturera ha sido pieza clave para el crecimiento económico del departamento del Atlántico, y ha servido para mejorar los índices de empleo.

En los últimos años, la estructura familiar ha experimentado cambios profundos, con un protagonismo creciente de las mujeres que redefine la dinámica social y económica de la ciudad. En Barranquilla A.M., 4 de cada 10 hogares están encabezados por mujeres, lo que representa alrededor de 242.000 familias en 2024.

El contraste con 2015 es evidente. Hace una década, el 67% de los hogares estaba encabezado por hombres y solo el 33% por mujeres. Hoy, esa brecha se ha reducido a la mitad: la diferencia pasó de 35 a 17 puntos porcentuales. Esta transformación refleja una reconfiguración de los modelos familiares, un fenómeno que también se observa en otras grandes ciudades como Medellín, Cali y Bogotá, y que incluso marca una tendencia a nivel nacional.

Gráfico 1. Proporción de hogares por sexo del jefe, 2024.

Fuente: DANE-GEIH. Elaboración: Fundesarrollo.

El perfil de la mujer que lidera el hogar en Barranquilla

Al analizar la composición de estos hogares se evidencia un patrón estructural: siete de cada diez mujeres que los encabezan no tienen cónyuge. Esto implica que la mayoría asume en solitario la gestión económica, la organización doméstica y las tareas de cuidado, una situación que no es exclusiva de la capital del Atlántico. En los demás territorios analizados, el promedio asciende al 76%, y a nivel nacional alcanza el 72%. La jefatura femenina sin pareja dejó de ser una excepción y se ha convertido en una realidad cada vez más común en Colombia.

Casi la mitad de las mujeres que lideran hogares en Barranquilla A.M. tiene entre 25 y 49 años, las edades en las que suelen estar más activas en el trabajo. Pero más de 9.000 jóvenes de 15 a 24 años también han asumido esta responsabilidad. En estas etapas clave para estudiar o empezar a trabajar, deben equilibrar sus metas personales con el cuidado del hogar, un reto que podría afectar sus oportunidades y desarrollo de capital humano a largo plazo.

¿Y su nivel educativo?

La educación marca otra frontera. El 65% de las mujeres que lideran hogares alcanza como máximo la educación media, lo que limita su acceso a empleos mejor remunerados y con mayores exigencias de cualificación. En el mercado laboral, la mediana de ingreso mensual de estas jefas de hogar es de $1.000.000, es decir, $300.000 menos que la de los hombres en igual situación. Además, seis de cada diez trabajan en la informalidad, frente a cuatro de cada diez hombres. Entre quienes no tienen empleo, el 83% se dedica a tareas del hogar, lo que aumenta la carga de trabajo no remunerado y limita su acceso a educación y bienestar.

Las consecuencias de estas limitaciones se reflejan en su situación socioeconómica: seis de cada diez mujeres que lideran hogares en Barranquilla A.M. viven en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, evidenciando la fragilidad estructural de la mayoría de estas familias. Solo el 40% logra ubicarse en la clase media o alta.

Gráfico 2. Proporción de jefatura femenina por clase social, 2024.

Fuente: DANE-GEIH. Elaboración: Fundesarrollo.

Propuestas para transformar la realidad

Superar estas barreras requiere acciones decididas y focalizadas. Algunas acciones estratégicas que planteamos desde Fundesarrollo.

1. Sistema Distrital de Cuidado: su objetivo es reducir la carga del cuidado no remunerado y permitir que las mujeres accedan a educación, empleo y programas de bienestar.

a. Crear espacios de cuidado temporales para la niñez y adultos mayores, articulando las Secretarías de la Mujer, Salud, Educación y Planeación, junto con el ICBF y las cajas de compensación.
b. Incorporar el eje del cuidado en el Plan de Desarrollo Distrital y en los instrumentos presupuestales, garantizando su sostenibilidad.
c. Desarrollar guarderías móviles y bancos de tiempo en barrios vulnerables, permitiendo que las mujeres intercambien servicios de cuidado entre vecinas.

2. Políticas de empleo inclusivas: para mejorar los ingresos y oportunidades laborales de las mujeres.

a. Implementar bonos de empleabilidad y subsidios a empresas que contraten mujeres jefas de hogar.
b. Capacitar en oficios digitales y habilidades técnicas con alta demanda laboral.
c. Apoyar emprendimientos mediante microcréditos, mentoría y redes de cooperación entre mujeres emprendedoras

3. Mecanismos de seguimiento y evaluación:

a. Establecer indicadores de desempeño, como aumento de la participación laboral formal, reducción de la pobreza y vulnerabilidad, mejora en el nivel educativo y participación comunitaria.

b. Monitoreo trimestral por un comité interinstitucional (Secretarías, ICBF, cajas de compensación).

c. Evaluación anual con ajustes basados en resultados y retroalimentación de las beneficiarias.

Publicado en El Heraldo el 29 de septiembre de 2025.

Un apagón no solo apaga la luz. Aunque no toda la economía se paraliza, las fallas eléctricas afectan sectores clave y ponen en riesgo la productividad, los ingresos y el bienestar de miles de familias en la región.

¿Qué está en juego para la región Caribe si no actuamos ya?

Un apagón no solo apaga la luz. Aunque no toda la economía se paraliza, las fallas eléctricas afectan sectores clave y ponen en riesgo la productividad, los ingresos y el bienestar de miles de familias en la región.

  • Por los diversos motivos asociados a la crisis de la región, los cortes de energía podrían volverse más frecuentes y extensos, afectando no solo a los hogares, sino también a hospitales, empresas, colegios y servicios clave para la vida diaria.
  • Sin un servicio eléctrico confiable, la región pierde competitividad. La inversión —tanto nacional como extranjera— se aleja, y con ella las oportunidades de empleo y bienestar para su población.
  • La falta de soluciones sostenidas mina la confianza en las instituciones y alimenta la frustración social.
  • Sin acceso a energía constante y de calidad, se amplían las brechas sociales y se profundiza la precariedad en barrios y municipios que ya enfrentan múltiples carencias.

¿Qué se necesita para salir de la crisis energética en la región Caribe?

Tras varios años de modelos fallidos, la solución no puede seguir siendo apagar incendios. La región Caribe requiere un nuevo modelo de prestación del servicio eléctrico que entienda su realidad social, climática y económica.

¿Qué implica esto?

    • Resolver de fondo la situación de Air-e, con una decisión definitiva del Gobierno (como la liquidación o reestructuración) que permita saldar deudas, garantizar la continuidad del servicio y recuperar la confianza.
    • Asegurar el pago de las deudas acumuladas por parte del Estado, especialmente las relacionadas con subsidios no transferidos y pérdidas reconocidas por el regulador, para no seguir afectando la caja de los operadores.
    • Diseñar un nuevo esquema de operación y regulación regional, que tenga en cuenta las condiciones diferenciales de temperatura, pobreza y expansión urbana de la región.
    • Fortalecer la planeación de la demanda y oferta energética a nivel territorial, incorporando energías renovables, almacenamiento y proyectos comunitarios.
    • Mejorar los mecanismos de seguimiento, control y rendición de cuentas sobre inversiones, calidad del servicio y gestión empresarial de los operadores.

 

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