Retos laborales del Caribe colombiano y el papel de la cooperación internacional

El Caribe enfrenta grandes desafíos laborales como la informalidad, el desempleo y las brechas de género y juventud. Superarlos requiere fortalecer la cooperación internacional y construir una agenda regional que impulse empleo formal, sostenible e inclusivo.

Tuvimos la oportunidad de participar en la Semana Colombo-China en la Universidad del Atlántico, invitados por el Observatorio Regional del Mercado de Trabajo – ORMET, quienes lideraron un enriquecedor conversatorio sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y su impacto en el Caribe colombiano, más precisamente sobre el ODS 8 que se refiere al Trabajo decente y crecimiento económico.

Desde Fundesarrollo compartimos reflexiones sobre cómo puede nuestra región avanzar en estas metas, apoyándonos en alianzas internacionales.

Contexto regional del mercado laboral y otros retos

El Caribe enfrenta grandes retos laborales: más del 60% de informalidad en las capitales, una tasa de desempleo en dos dígitos (575 mil personas desocupadas al primer trimestre de 2025) y brechas marcadas para mujeres y jóvenes (30 p.p. en participación laboral y 9 p.p. en desempleo). Estos desafíos hacen urgente promover la articulación internacional en torno al empleo formal y sostenible, especialmente para los grupos más vulnerables.

El papel de las instituciones

Otro de los temas que conversamos es sobre el papel de las instituciones. Hablamos sobre la necesidad de anticipar las transformaciones que traerán la transición energética, la inteligencia artificial y el cambio climático. Debemos prever qué empleos surgirán, en qué territorios y con qué competencias, para alinear la oferta educativa y los procesos de capacitación. Recordemos que, según el Foro Económico Mundial, el 39% de las habilidades actuales quedará obsoleto entre 2025 y 2030.

Hacia una agenda regional de cooperación

Destacamos la importancia de construir una agenda que articule a academia, sector privado, organismos internacionales y centros de pensamiento, con reglas claras y métricas verificables. Cada inversión debe traducirse en capacidades instaladas, empleo formal, transferencia de conocimiento e inclusión de mujeres, jóvenes y comunidades locales. Asimismo, urge cerrar la brecha digital: solo el 54% de los hogares de la región tiene acceso a internet, y convertir esa conectividad en productividad y mejores condiciones de vida es un reto prioritario.

La cooperación internacional debe medirse no solo en montos, sino en su capacidad para reducir desigualdades y generar empleo digno en el Caribe.

Agradecemos al ORMET Atlántico y a su directora Kenkin Morales por la invitación y por abrir este espacio de reflexión. En Fundesarrollo reafirmamos nuestro compromiso como centro de pensamiento del Caribe colombiano en aportar insumos técnicos y prospectivos para el desarrollo de la región.

Un apagón no solo apaga la luz. Aunque no toda la economía se paraliza, las fallas eléctricas afectan sectores clave y ponen en riesgo la productividad, los ingresos y el bienestar de miles de familias en la región.

¿Qué está en juego para la región Caribe si no actuamos ya?

Un apagón no solo apaga la luz. Aunque no toda la economía se paraliza, las fallas eléctricas afectan sectores clave y ponen en riesgo la productividad, los ingresos y el bienestar de miles de familias en la región.

  • Por los diversos motivos asociados a la crisis de la región, los cortes de energía podrían volverse más frecuentes y extensos, afectando no solo a los hogares, sino también a hospitales, empresas, colegios y servicios clave para la vida diaria.
  • Sin un servicio eléctrico confiable, la región pierde competitividad. La inversión —tanto nacional como extranjera— se aleja, y con ella las oportunidades de empleo y bienestar para su población.
  • La falta de soluciones sostenidas mina la confianza en las instituciones y alimenta la frustración social.
  • Sin acceso a energía constante y de calidad, se amplían las brechas sociales y se profundiza la precariedad en barrios y municipios que ya enfrentan múltiples carencias.

¿Qué se necesita para salir de la crisis energética en la región Caribe?

Tras varios años de modelos fallidos, la solución no puede seguir siendo apagar incendios. La región Caribe requiere un nuevo modelo de prestación del servicio eléctrico que entienda su realidad social, climática y económica.

¿Qué implica esto?

    • Resolver de fondo la situación de Air-e, con una decisión definitiva del Gobierno (como la liquidación o reestructuración) que permita saldar deudas, garantizar la continuidad del servicio y recuperar la confianza.
    • Asegurar el pago de las deudas acumuladas por parte del Estado, especialmente las relacionadas con subsidios no transferidos y pérdidas reconocidas por el regulador, para no seguir afectando la caja de los operadores.
    • Diseñar un nuevo esquema de operación y regulación regional, que tenga en cuenta las condiciones diferenciales de temperatura, pobreza y expansión urbana de la región.
    • Fortalecer la planeación de la demanda y oferta energética a nivel territorial, incorporando energías renovables, almacenamiento y proyectos comunitarios.
    • Mejorar los mecanismos de seguimiento, control y rendición de cuentas sobre inversiones, calidad del servicio y gestión empresarial de los operadores.

 

Gráfica 1. Escenarios de la Reforma al SGP

Fuente: Cálculos propios. DANE

Retos laborales del Caribe colombiano y el papel de la cooperación internacional

El Caribe enfrenta grandes desafíos laborales como la informalidad, el desempleo y las brechas de género y juventud. Superarlos requiere fortalecer la cooperación internacional y construir una agenda regional que impulse empleo formal, sostenible e inclusivo.

La industria manufacturera ha sido pieza clave para el crecimiento económico del departamento del Atlántico, y ha servido para mejorar los índices de empleo.

 

Tuvimos la oportunidad de participar en la Semana Colombo-China en la Universidad del Atlántico, invitados por el Observatorio Regional del Mercado de Trabajo – ORMET, quienes lideraron un enriquecedor conversatorio sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y su impacto en el Caribe colombiano, más precisamente sobre el ODS 8 que se refiere al Trabajo decente y crecimiento económico.

Desde Fundesarrollo compartimos reflexiones sobre cómo puede nuestra región avanzar en estas metas, apoyándonos en alianzas internacionales.

Contexto regional del mercado laboral y otros retos

El Caribe enfrenta grandes retos laborales: más del 60% de informalidad en las capitales, una tasa de desempleo en dos dígitos (575 mil personas desocupadas al primer trimestre de 2025) y brechas marcadas para mujeres y jóvenes (30 p.p. en participación laboral y 9 p.p. en desempleo). Estos desafíos hacen urgente promover la articulación internacional en torno al empleo formal y sostenible, especialmente para los grupos más vulnerables.

El papel de las instituciones

Otro de los temas que conversamos es sobre el papel de las instituciones. Hablamos sobre la necesidad de anticipar las transformaciones que traerán la transición energética, la inteligencia artificial y el cambio climático. Debemos prever qué empleos surgirán, en qué territorios y con qué competencias, para alinear la oferta educativa y los procesos de capacitación. Recordemos que, según el Foro Económico Mundial, el 39% de las habilidades actuales quedará obsoleto entre 2025 y 2030.

Hacia una agenda regional de cooperación

Destacamos la importancia de construir una agenda que articule a academia, sector privado, organismos internacionales y centros de pensamiento, con reglas claras y métricas verificables. Cada inversión debe traducirse en capacidades instaladas, empleo formal, transferencia de conocimiento e inclusión de mujeres, jóvenes y comunidades locales. Asimismo, urge cerrar la brecha digital: solo el 54% de los hogares de la región tiene acceso a internet, y convertir esa conectividad en productividad y mejores condiciones de vida es un reto prioritario.

La cooperación internacional debe medirse no solo en montos, sino en su capacidad para reducir desigualdades y generar empleo digno en el Caribe.

Agradecemos al ORMET Atlántico y a su directora Kenkin Morales, por la invitación y por abrir este espacio de reflexión. En Fundesarrollo reafirmamos nuestro compromiso como centro de pensamiento del Caribe colombiano en aportar insumos técnicos y prospectivos para el desarrollo de la región.

Un apagón no solo apaga la luz. Aunque no toda la economía se paraliza, las fallas eléctricas afectan sectores clave y ponen en riesgo la productividad, los ingresos y el bienestar de miles de familias en la región.

¿Qué está en juego para la región Caribe si no actuamos ya?

Un apagón no solo apaga la luz. Aunque no toda la economía se paraliza, las fallas eléctricas afectan sectores clave y ponen en riesgo la productividad, los ingresos y el bienestar de miles de familias en la región.

  • Por los diversos motivos asociados a la crisis de la región, los cortes de energía podrían volverse más frecuentes y extensos, afectando no solo a los hogares, sino también a hospitales, empresas, colegios y servicios clave para la vida diaria.
  • Sin un servicio eléctrico confiable, la región pierde competitividad. La inversión —tanto nacional como extranjera— se aleja, y con ella las oportunidades de empleo y bienestar para su población.
  • La falta de soluciones sostenidas mina la confianza en las instituciones y alimenta la frustración social.
  • Sin acceso a energía constante y de calidad, se amplían las brechas sociales y se profundiza la precariedad en barrios y municipios que ya enfrentan múltiples carencias.

¿Qué se necesita para salir de la crisis energética en la región Caribe?

Tras varios años de modelos fallidos, la solución no puede seguir siendo apagar incendios. La región Caribe requiere un nuevo modelo de prestación del servicio eléctrico que entienda su realidad social, climática y económica.

¿Qué implica esto?

    • Resolver de fondo la situación de Air-e, con una decisión definitiva del Gobierno (como la liquidación o reestructuración) que permita saldar deudas, garantizar la continuidad del servicio y recuperar la confianza.
    • Asegurar el pago de las deudas acumuladas por parte del Estado, especialmente las relacionadas con subsidios no transferidos y pérdidas reconocidas por el regulador, para no seguir afectando la caja de los operadores.
    • Diseñar un nuevo esquema de operación y regulación regional, que tenga en cuenta las condiciones diferenciales de temperatura, pobreza y expansión urbana de la región.
    • Fortalecer la planeación de la demanda y oferta energética a nivel territorial, incorporando energías renovables, almacenamiento y proyectos comunitarios.
    • Mejorar los mecanismos de seguimiento, control y rendición de cuentas sobre inversiones, calidad del servicio y gestión empresarial de los operadores.

 

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