Noticia | Publicado en el Heraldo | 7/05/2023

El Heraldo

Lupe Mouthón

No son pocas las personas que han tomado la decisión de dejar de consumir alimentos en restaurantes o al menos reducir la frecuencia de sus visitas a estos establecimientos, la explicación está en los crecientes aumentos en los precios que vienen presentando en los últimos meses.

“Con mi pareja acostumbramos a darnos el gusto de salir a cenar los fines de semana en un restaurante elegante de la ciudad, pero ahora solo lo hacemos una vez al mes. Nos encontramos con que un plato que nos costaba $35 mil, a la semana siguiente ya había subido a $43 mil; entonces, sacamos cuentas y decidimos restringir estos gastos”, afirma Juan Carlos Martínez, un joven abogado barranquillero.

La percepción de Juan Carlos no está alejada de la realidad, pues en Barranquilla la variación anual de los precios en restaurantes y hoteles en abril llegó a un 18,46 %; cifra superior en 5,3 puntos porcentuales a la inflación total en la ciudad que en este periodo fue de 13,21 %.

De hecho, el comportamiento alcista de los precios en este grupo de gasto es similar al de otras ciudades de la Costa Caribe y el resto del país, y es uno de los que jalona la inflación.

En abril la variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de comidas servidas en establecimientos de servicio a la mesa, autoservicio, puestos móviles, dispensadores y domicilios fue del 18,71 %, lo que representa una contribución del 1,27 % al total de la inflación nacional.  Por su parte, las comidas preparadas fuera del hogar para consumo inmediato tuvieron una inflación del 20,27 %.

Los aumentos no solo se presentan en los restaurantes de alto nivel, también se dan en las comidas rápidas y el llamado ‘corrientazo’ que se consume a la hora del almuerzo.

Esto ha motivado a muchos trabajadores a llevar las comidas preparadas desde su casa a la oficina. “Creo que solo almorzamos en un restaurante cuando nos pagan la quincena”, asegura Dalia Sánchez, quien trabaja en un establecimiento del sector salud.

El transporte

A medida que los aumentos en los precios de los alimentos se desaceleran, hay otros rubros de gasto que siguen presionando la variación del IPC.

El transporte es el segundo grupo que registra importantes alzas, esto se explica por factores como los aumentos mensuales en el precio de la gasolina, que comenzaron desde octubre del año pasado, pero también por el encarecimiento de repuestos y lubricantes.

Un análisis de la Dirección de Investigaciones Económicas de Bancolombia señala que el incremento de $400 de la gasolina corriente que se realizó en abril, se tradujo en un avance mensual de 3,36 % del índice de combustibles para vehículos, cuya inflación anual llegó a 22,87 %.

“De hecho, gran parte de este ascenso explicó el mayor precio de las tarifas de transporte urbano que avanzaron 0,45 % entre marzo y abril”, dice el informe de Bancolombia.

Se frenó la racha alcista

Los datos de la variación del IPC en abril publicados por el Departamento Nacional de Estadística (DANE) mostraron que la inflación anual del país fue 12,82 % y la mensual de 0,78 %, estas cifras dan señales de que finalmente comienzan a ceder los aumentos, específicamente en el rubro de alimentos.

Oriana Álvarez Vos, directora de Fundesarrollo, señala que los resultados de la variación anual del IPC en abril del país coinciden con los pronósticos que esperaban que la inflación tocara techo al finalizar el primer trimestre del año como consecuencia, entre otras cosas, de la moderación de la inflación en el resto del mundo y la reducción de los precios internacionales en las materias primas.

“Sin embargo, también puede obedecer a la menor reducción en el consumo de los hogares y en la inversión que comienza a observarse por ejemplo en el desplome de la compra de vivienda en Colombia”, asegura.

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