Columna de opinión | Esta semana el DANE presentó las cifras del mercado laboral, para el 2022, la tasa de desempleo total nacional fue 11.2 por ciento, 2.6 puntos porcentuales más baja que la reportada el año pasado.  En el 2021, la economía logró generar aproximadamente 1.6 millones de puestos de trabajos en medio de un repunte importante que se generó tras los impactos de la covid-19.

Sin embargo, el dato de la tasa de desocupación de diciembre comienza a mostrar unas señales de desaceleración de la economía reflejadas en la menor dinámica en la generación de empleos. De hecho, en noviembre de 2022, el Índice de seguimiento de la Economía (ISE) presentó el menor dato de crecimiento desde marzo de 2021 cuando arrancó la recuperación económica, como consecuencia en parte, a la disminución en el consumo debido a la pérdida de fuentes de financiación; los hogares han agotado sus ahorros y la adquisición de crédito es demasiado costosa debido al endurecimiento de la política monetaria.

En medio de este contexto, el gobierno Central realizó el anuncio sobre la preparación de una reforma laboral que será radicada ante el Congreso el 16 de marzo. La propuesta consta de 18 temas cuyo contenido definitivo aún no se conoce pero se encuentran aspectos como las jornadas nocturnas, trabajo informal, dominical y festivo, contratos de aprendizaje, trabajo rural, reducción de brechas, entre otros.

Cada una de las partes involucradas en dicha reforma ha presentado sus respectivas propuestas; por un lado, los sindicatos piden que se establezca la contratación a término indefinido y retomar sus recargos nocturnos a partir de las 6 de la tarde; y por el otro, para los empresarios, las preocupaciones están relacionadas con los incrementos en los costos laborales. Lo cierto es que lo que se decida realizar debería contribuir a la creación de nuevos puestos de trabajo y para esto es necesario:

I) Que el nuevo marco jurídico se adapte a las recientes formas de relacionamiento laboral como lo son el trabajo por horas,  híbrido y remoto.

II) Que logre capturar las heterogeneidades regionales del mercado laboral colombiano en donde sus mercados de trabajo son estructuralmente diferentes y dependen de los niveles de educación, edad, género, desarrollo económico y competitividad.

III) Promueva el aumento de la productividad de las regiones históricamente rezagadas. En conclusión, establecer medidas que garanticen la creación de más y mejores empleos.

*Oriana Alvarez* – Directora de Fundesarrollo

Publicado el 3 de febrero de 2023

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