Publicado el 25 de junio de 2021

Por Oriana Álvarez,

La recuperación económica mundial en lo que va corrido de este año ha sido más rápida de lo esperado; los estímulos fiscales en Estados Unidos refuerzan el compromiso por lograr superar la crisis provocada por la covid-19; los políticas adoptadas por nuestro principal socio comercial están generando un impulso adicional a la economía Colombiana la cual inició el primer trimestre con dinamismo y superó las expectativas de crecimiento.

La historia indica que se generan importantes avances económicos y transformaciones sociales después de periodos como las guerras o pandemias. Siendo consciente de las diferencias entre las economías avanzadas y las de en vía de desarrollo vale pena mencionar estos ejemplos: la peste negra del Siglo XIV causó revueltas por toda Europa siendo la más conocida el Gran Levantamiento de 1381 de Inglaterra donde se logró la abolición de la esclavitud de la Edad Media; el fin de la plaga de cólera que afectó a los parisinos a principios de la década de 1830 provocó una reactivación económica con Francia siguiendo a Gran Bretaña en una revolución industrial. Estos auges y cambios se explican entre otras razones por la necesidad por un lado de las empresas de reinventarse, adaptarse y encontrar nuevas formas de generar producción, y por el otro, a las exigencias de la población más golpeada en solucionar las desigualdades preexistentes que las pandemias exponen o acentúan.

Las lecciones dejadas por las crisis económicas mundiales sugieren que durante la fase más aguda las personas acumulan ahorros como respuesta al descenso en el consumo. Durante la Primera Guerra Mundial y del brote de viruela de la mitad de la década de 1870 la tasa de ahorro de los hogares en Japón y Gran Bretaña se duplicó. Adicionalmente, una vez superada la crisis las personas estuvieron más dispuestas a asumir riesgos de inversión por lo que la creación de nuevas empresas tiende a incrementarse. Estudios académicos encuentran que luego del final de la primera guerra mundial las empresas emergentes (startups) crecieron en los Estados Unidos.

De igual manera, también se generan cambios en el uso de la tecnología en los procesos productivos; algunas investigaciones del Fondo Monetario Internacional muestran que los brotes más recientes de enfermedades como el SARS y el Ébola aceleran la adopción de tecnología que ahorren mano de obra para evitar la propagación de enfermedades, especialmente cuando el impacto en la salud ha sido importante y está asociado a recesiones económicas.

La recuperación económica mundial en lo que va corrido de este año ha sido más rápida de lo esperado; los estímulos fiscales en Estados Unidos refuerzan el compromiso por lograr superar la crisis provocada por la covid-19; los políticas adoptadas por nuestro principal socio comercial están generando un impulso adicional a la economía Colombiana la cual inició el primer trimestre con dinamismo y superó las expectativas de crecimiento. Los pronósticos señalan que el país crecerá entre 5.5% y 6.0%; sin embargo, esto dependerá de lograr consensos para superar los bloqueos y las marchas.

Dentro de los desafíos post-pandemia que como sociedad tenemos la obligación de afrontar debería incluir dar respuesta entre otras a ¿Cómo aprovecharemos las oportunidades que ofrece la crisis actual para lograr un modelo de desarrollo económico que responda a las necesidades productivas pero también sociales? ; ¿Llegó el momento de diversificar la estructura productiva y dejar a un lado el modelo minero-energético?; o de ¿realizar transformaciones en el uso de la tierra que incluyan a la población campesina? Se espera tener mayores niveles de educación, salud, menores de pobreza, mayores oportunidades de empleo y esto solo puede garantizarse con un crecimiento económico sostenido e inclusivo en el largo plazo. Quizás Colombia pueda pasar a la historia por haber logrado grandes cambios a partir de las lecciones de una pandemia.

Publicado en Columnas El Heraldo

 

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