Publicado el 29 de enero de 2021

Por Kelina Puche

En Colombia, el paso a la alternancia se ha visto primariamente trastocado por la escasez histórica de un componente virtual en currículos educativos.

La pandemia ocasionada por la Covid-19 irremediablemente ha impuesto enormes presiones a los sistemas educativos alrededor del mundo. Como respuesta al cierre de escuelas, países implementaron alternativas de aprendizaje remoto para mitigar el deterioro y la interrupción en las trayectorias formativas.

No obstante, los resultados en naciones subdesarrolladas son poco alentadores, en parte a raíz del rezago en los procesos de adaptación de la práctica pedagógica al plano digital, las deficiencias estructurales de los planteles y las desigualdades socioeconómicas en los hogares.

En Colombia, el paso a la alternancia se ha visto primariamente trastocado por la escasez histórica de un componente virtual en los currículos educativos, lo que ha obligado a escuelas en el transcurso de la coyuntura sanitaria a diseñar marcos de referencia didácticos y pedagógicos para salvaguardar los ciclos de aprendizaje.

Los estimados más conservadores del Banco Mundial enseñan que los impactos en educación se concentran en variables como la calidad y la cobertura, y afirman que la expectativa razonable es que los estudiantes hayan experimentado pérdidas en el aprendizaje durante la pandemia.

Por otro lado, la semana anterior vieron la luz en el país los primeros resultados educativos asociados al desempeño escolar medio del 2020. Sorpresivamente, y sin antecedentes, tres estudiantes de distintas regiones reconocieron el desempeño máximo (500 puntos) en la prueba Saber11.

A estos estudiantes, entre otras condecoraciones, se les galardonó con la Medalla Simón Bolívar por parte de la Presidencia de la República, y se les hizo expreso el apoyo económico del gobierno nacional para acceder a la educación superior. Muchas felicitaciones por tan merecido logro académico.

Sin el ánimo de atenuar tan distinguida hazaña, es oportuno considerar las implicaciones que favorecen estos resultados en el marco de la situación actual de la calidad educativa en medio de la pandemia; dado que entre otras hipótesis, se termina por apoyar la imagen de que en el transcurso de la alternancia educativa y la depresión económica, la calidad del aprendizaje nacional se vio incrementada.

Lo que se conoce es que, en el seno de las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia, el (ICFES), encargado del diseño, gestión, implementación y evaluación de la prueba, dispuso de varias jornadas para su aplicación, alternativas remotas de acceso, y un cuestionario comparativamente más corto (90 problemas menos), que acabó por reducir la extensión de la jornada de desarrollo. Posibilitando que la replicabilidad, y por extensión, el rigor de la prueba, pudiera comprometerse en algún nivel.

Lo cierto es que, desde un punto de vista estadístico y metodológico, los resultados de esta edición de las Saber11 no guardan comparabilidad con los de años anteriores. Asimismo, una necesaria valoración objetiva y realista de los efectos de la pandemia sobre la calidad educativa en el país requiere adoptar posiciones ecuánimes y moderadoras, en las que también se establezcan con precisión la capacidad de los instrumentos y los limitantes de la medición.

Publicado en Columnas El Heraldo

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