Publicado el 15 de enero de 2021

Por Kelina Puche

Con mayor suerte y grandes esperanzas están enmarcadas las expectativas en este 2021, que tiene a los colombianos a la espera de la anhelada vacuna.

Aunque muchos quisieran calificarlo como un año para olvidar, el 2020 sin lugar a dudas marcó un antes y un después en la vida de las generaciones que lo vivieron, sobre todo porque a estas alturas quienes leen este artículo pueden llamarse sobrevivientes, hasta ahora, del virus más desafiante para la historia de la ciencia.

No se puede iniciar el 2021 sin la recapitulación de, al menos, los hitos más importantes del año de la pandemia, sobre todo porque tal como avanzan las cosas estamos próximos a cumplir nuestro primer aniversario con el virus en nuestras vidas.

A continuación quisiera nombrar los hechos económicos y sociales que quedarán guardados en nuestra memoria:

El primero de estos fue el derrotero de la debacle que siguió y por supuesto hago referencia a la llegada de la Covid-19 al país y con este la medida de aislamiento generalizado durante los primeros tres meses del año, que revelaron las fragilidades de un aparato productivo con alta dependencia en su caja de corto plazo, informal y con limitaciones de acceso a recursos financieros para sobrevivir, así como un tejido social profundamente vulnerable frente a cualquier cambio en su situación actual.

De ahí que con el cierre de innumerables empresas y el recorte o redimensionamiento de otras tantas se haya alcanzado la tasa de desempleo más alta de los años recientes en nuestro país. El desempleo del mes de mayo cerró en 21,4%, superando el registro de 17,9% de enero del 2002, y la destrucción de puestos de trabajo comprometió a 5 millones de personas a lo largo y ancho de todo el territorio colombiano.

El petróleo, por su lado, también toco fondo, llegando a los 18,4 dólares el barril, en abril de 2020, cuando coincidió un choque de oferta y demanda sobre este bien, vinculado al no acuerdo entre los productores y una disminución de su consumo. Lo anterior con efectos significativos en las exportaciones e ingresos fiscales en el país, que todavía mantiene una alta dependencia en el sector minero energético.

Tales hechos se reflejaron en una caída abrupta del PIB, que en el segundo trimestre de 2020 cerró en -15,8% y en el tercero en -9%, mostrando valores nunca antes experimentados en al menos los últimos 15 años.

En el frente social, luego del revés de la lucha contra la pobreza del 2019, cuando se registró que el 35,9% de los hogares se encontraban en esta situación y que según expertos, como Jairo Núñez, en el mejor de los casos la cifra alcanzará al 44,1% de la población al cierre del 2020, la pandemia significará un retroceso de más una década en la materia.

Adicionalmente, quedan varios sucesos políticos y sociales que también marcaron tendencia en el 2020, como por ejemplo la destrucción dejada por el huracán Iota en San Andrés y Providencia, la ola de violencia experimentada en Bogotá impulsada por un caso de abuso policial, la encarcelación y liberación de Alvaro Uribe, la continuidad de la violencia principalmente en las zonas rurales y de los asesinatos de líderes sociales, entre otros aspectos.

Con mayor suerte y grandes esperanzas están enmarcadas las expectativas en este 2021, que tiene a los colombianos a la espera de la anhelada vacuna, feliz año para todos.

Publicado en Columnas El Heraldo

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