Publicado el 28 de octubre de 2020

No llevaban ni tres meses en el puesto cuando a los alcaldes de los 1.122 municipios el covid les cambió sus planes y los puso a gestionar nuevos problemas, incluyendo un duro golpe económico pues la economía del país (medida en el PIB) pasó de crecer entre 3 y 4 por ciento en enero y febrero, a caer 7,4 por ciento en el primer semestre.

Aunque en las noticias el foco ha sido el plan de recuperación del Gobierno Duque, que es aún confuso y se ha quedado corto con las microempresas, lo que hagan las alcaldías y gobernaciones, que durante la pandemia tuvieron la oportunidad de ajustar sus planes de desarrollo a la nueva realidad, es clave porque pueden enfocarse mejor en las necesidades específicas de reactivación de sus ciudades y departamentos.

En Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla ya están definidas las apuestas para que la economía vuelva a crecer, con sus inversiones más ambiciosas concentradas en proyectos de infraestructura como el metro en Bogotá, el metro de la 80 en Medellín y el puerto de aguas profundas en Barranquilla, que necesitan más endeudamiento.

(En contraste, en Bucaramanga la alcaldía no ha presentado un plan concreto.)

El eje de las cuatro se parece mucho al del Gobierno Nacional: infraestructura y deuda. Es la receta que se ha probado en otras ocasiones, como en las dos versiones del Plan de Impulso para la Productividad y el Empleo (Pipe) del Gobierno Santos para mover la economía después de la ola invernal de 2012 y la crisis de los precios del petróleo de 2014.

Y aunque tienen otros componentes como dar créditos a las empresas y subsidios a los hogares, estos representan una inversión menor comparativamente.

Las cuatro ciudades se apalancan en iniciativas nacionales como dar créditos a empresas a través de Bancóldex, que Medellín, Cali y Bogotá reforzarán poniendo más plata para préstamos y con proyectos de capacitación para empresarios; y más subsidios a las familias más afectadas por la pandemia.

Más deuda
Para financiar esos planes, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y el de Cali, Jorge Iván Ospina, ya le pidieron a sus concejos que les dejen endeudarse más: Bogotá en más de 10,8 billones de pesos, algo que se aprobará hoy, y 650 mil millones ya aprobados en Cali.

Los dos alcaldes verdes fueron criticados por concejales de oposición, que mostraron que no tenían suficientemente detallado en qué se va a gastar toda la plata y por eso sentían que les pedían firmar un cheque en blanco, como contamos acá y acá.

En el caso de Medellín, el Secretario de Desarrollo Económico, Alejandro Arias, confirmó a La Silla que no planean pedir que les dejen endeudarse más. Eso porque los proyectos que más valen ya tienen fondos gracias al Plan de Desarrollo que le aprobaron al alcalde Daniel Quintero: el metro de la 80, que vale 3,4 billones de pesos, ya tiene asegurado que el 70 por ciento lo pondrá del Gobierno Nacional.

En todo caso, igual que Barranquilla no se puede endeudar mucho más porque la ley 358 les prohíbe deber más del 80 por ciento de sus ingresos anuales; Medellín ya suma 74,6 por ciento y la capital del Atlántico va en 75,6 por ciento.

Kelina Puche, directora del centro de pensamiento Fundesarrollo que recientemente publicó un informe sobre las finanzas de Barranquilla durante la pandemia, dice que esa ciudad ya ha tenido que sacrificar inversiones para pagar a tiempo su deuda, una muestra de la falta de margen.

Además, hace un mes recibió el permiso del Ministerio de Hacienda para emitir bonos por 650.000 millones de pesos y con ellos reemplazar la deuda que tienen por otra a una tasa más baja (algo así como hacer una compra de cartera).

“La clave va a ser conseguir recursos de cofinanciación, bajar recursos del Gobierno Nacional y lograr que haya apetito de inversión”, dijo Puche a La Silla

También resalta que es clave que se mueva toda la economía, porque si se cae el recaudo de impuestos por un lento ritmo de recuperación económica, la situación empeorará.

Y para esto el cemento ayuda.

El foco en la infraestructura
Las cifras más grandes de los planes van a obras de infraestructura.

En Bogotá, si bien Claudia López concentró su presentación del plan en los alivios tributarios para empresas y dueños de inmuebles, eso solo costará 385.000 millones de pesos. En contraste, pidió

  • 784.000 millones para la primera línea del metro
  • 350.000 millones para el cable aéreo de San Cristóbal
  • 273.466 millones para renovar la troncal Caracas
  • 220.000 millones para las cicloalamedas entre El Tunal y la calle 170
  • 200.000 millones para el regiotram de Occidente

El plan de reactivación de Jaime Pumarejo, en Barranquilla, se basa en 13 obras que van desde proyectos relativamente pequeños como la construcción y mantenimiento de vías entre barrios o la construcción de mercados satélites, hasta la construcción de una zona portuaria de aguas profundas, la recuperación de arroyos y obras de Transmetro.

En total, esos proyectos suman inversiones por 5,2 billones de pesos.

En Medellín ocurre algo similar. Si bien no han presentado un plan de reactivación como tal, el secretario de desarrollo económico dijo a La Silla que parte importante de la apuesta serán el billón de pesos que pondrán para el metro de la 80, o los 1,2 billones para el “valle del software” que incluye desde obras de infraestructura para llevar internet público a más zonas de Medellín, construir y equipar 21 centros que sirvan de incubadoras de emprendimientos digitales o culturales, hasta programas educativos en bilingüismo y programación.

En Cali, esa misma receta se ve en que el plan, que se puede ver en este acuerdo, contempla que el 60 por ciento de la plata va a obras de infraestructura, especialmente 270.000 millones para vías y 56.000 millones para la construcción del Ecoparque Pance.

El secretario de desarrollo económico de la ciudad, Argemiro Cortés, explica por qué ese énfasis: “usted va a los centros comerciales y no hay gente”, dice, y por eso generar empleos rápido, a través de estas obras, tiene sentido como estrategia para reactivar la economía.

Con él coincide Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo: “Buena parte de la recuperación en el corto plazo se debe sustentar en planes de inversión en pequeñas obras de infraestructura a nivel territorial, que por su escala son de más rápida ejecución y jalonan el empleo no calificado, especialmente golpeado”, nos dijo.

De acuerdo con un estudio de esta entidad, cada peso que se invierte en infraestructura se convierte en 2,72 para otros sectores, y por cada billón de pesos que se invierte en obras se generan en promedio 28.000 empleos directos e indirectos.

La otra razón para apostarle a la infraestructura es que el Gobierno Nacional ha dicho que este es uno de los focos de su plan de reactivación, Compromiso por Colombia, y eso quiere decir que los alcaldes pueden conseguir recursos nacionales para financiar obras.

En los cálculos de Vicepresidencia, 60 de los 100 billones que esperan que se inviertan en proyectos de reactivación económica (aunque solo 19 billones son plata del Estado; el resto es del sector privado o una combinación público privado) son para obras de infraestructura.

Además de ese peso en recursos, la Vicepresidencia, que coordina el plan de reactivación en temas de infraestructura, pidió a las 32 Comisiones Regionales de Competitividad (donde están gobernaciones, alcaldías y cámaras de comercio) que les pasaran dos proyectos estratégicos por departamento que necesiten cofinanciación.

Esto es clave para tener con qué financiar esas obras además del endeudamiento, y más cuando la apuesta va más allá del cemento.

Más créditos y subsidios, menos exenciones
El foco en la infraestructura tiene un riesgo: como reconoce el secretario de Desarrollo Económico de Cali, no todas las obras pueden arrancar rápido y eso implica que muchos empleos se generarán más adelante.

“Potencialmente las 19 obras de nuestro plan podrían generar 50.000 empleos, pero no todas van a estar andando al tiempo, y necesitamos unos 150.000 empleos para recuperar la economía”, dijo Cortés a La Silla.

Además este sector suele contratar más a hombres que a mujeres (las más afectadas por la pandemia) y no impacta directamente a algunos de los sectores más golpeados por el covid: el turismo y la industria de espectáculos.

Por eso, los planes de recuperación incluyen otras apuestas, empezando por apoyar a las empresas con créditos y otras ayudas.

En parte, los préstamos están apalancados por las líneas regionales de Bancóldex Responde, que a 31 de septiembre había prestado la mitad de los 915.531 millones de pesos que tiene para eso, según lo que los alcaldes han pedido para sus ciudades.

En Medellín había prestado el 53 por ciento de los 7.500 millones de pesos disponibles (Antioquia iba el 85 por ciento de sus 100 mil millones); en Barranquilla iba el 95 por ciento de los 60.000 millones; y en Bogotá, el 75 por ciento de los 264.000 millones, 75 por ciento.

“Las empresas que van a poder sobrevivir son las que puedan manejar sus problemas de liquidez, bien sea porque logran reestructurar su estructura de costos o porque consiguen crédito”, explicó Puche a La Silla. También aclaró que esas líneas llegan sobre todo a las empresas más grandes y formales, y dejan por fuera buena parte del tejido empresarial.

Eso lo Tuvo en cuenta Medellín, que tiene 69.000 millones de pesos para dar microcréditos a emprendimientos familiares, pero las otras ciudades no.

Algunos también tienen apuestas sectoriales: Medellín anunciará en una semana un plan específico para hotelería y turismo, el más golpeado de la pandemia pues de 1 millón de turistas que esperaban recibir en el año van solo 350.000; Cali anunció uno para la industria naranja, alrededor de las Áreas de Desarrollo Naranja para buscar que nuevas empresas internacionales se ubiquen en la ciudad.

Bogotá y Medellín también incluyen en sus planes reforzar la plata que gira la Nación a las personas pobres y vulnerables, el Distrito Capital sumando 425.047 millones de pesos a los 863.999 millones que pone la Nación, y Medellín con 300.000 millones que irán a subsidios para estratos uno y dos.

Un complemento para ayudar a empresas y familia es reducir sus impuestos locales, que impulsan Bogotá y Barranquilla y si bien pueden ayudar a las empresas a reactivarse más rápido, también reducen el recaudo.

En el trasfondo de todos los planes está la esperanza de no tener que cerrar nuevamente la economía (la Alcaldía de Medellín ya se comprometió a no volver a las cuarentenas, aunque no es claro si será necesario ni qué pasaría si hubiera un choque por eso con la Gobernación o la Nación), con la gran meta de los alcaldes de dejar la economía local al menos como la encontraron antes del covid.

Lo difícil será lograrlo con las pocas fuentes de financiación, un menor recaudo y la apuesta concentrada en obras que jalonan algunos sectores y poblaciones; y dejan por fuera otros de los más golpeados por la pandemia.

Publicado en La Silla Vacía

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