Publicado el 24 de abril de 2020
Por Kelina Puche
Ningún sector de la economía nacional ha podido blindarse frente a los efectos de la COVID-19; todos han sentido el impacto, con distintos niveles de intensidad, incluso los clasificados sectores ganadores se han visto incomodados y obligados a ajustarse a nuevas dinámicas. En medio de un contexto de alta volatilidad y amplia incertidumbre, con proyecciones al alza en los niveles de desempleo, urge la necesidad de lanzar un salvavidas al corazón de la economía del país, sus empresas y lo más valioso, su capital humano.
Con el objetivo de proteger el tejido empresarial y conservar los niveles de empleabilidad, desde Fundesarrollo elaboramos un documento-propuesta, destinado al Gobierno nacional, que permita crear un plan de salvamento para las empresas que hayan visto afectados sus niveles de ingresos, producto de la medida de cuarentena generalizada, mediante un programa de subsidios a la nómina.
La propuesta está estructurada bajo una serie de lineamientos, que se dividen entre la posibilidad de disminuir los salarios mientras dure el aislamiento (en no más de un 30% de la remuneración actual del trabajador de manera concertada), focalizarse en el sector formal empresarial y dirigirse a empresas que muestren evidencia de una caída en sus ingresos de 30% o más, para acceder a unos subsidios que deben estructurarse guardando un principio de proporcionalidad entre los trabajadores que devengan bajos y altos ingresos, dando mayor participación del subsidio para los empleados de menor rango. Además sugiere una duración del subsidio por el orden de los tres meses a las compañías que cumplan con los requisitos y la obligación de conservar los puestos de trabajo de los colaboradores con los que cuentan actualmente.
Una propuesta de este estilo, si bien presenta unos retos importantes para el Gobierno nacional, en materia de gasto, al comprometer mensualmente entre 0,8% y 0,3% del PIB, el impacto de no aplicarla podría traer efectos mucho más retadores a la hora de entrar en una fase de recuperación. En otras palabras, no ‘meterse la mano al bolsillo’ en este momento podría salir más caro que lo que habría que pagar para poder levantarse cuando gran parte de lo que vivimos ahora haya pasado, en un país como Colombia en donde precisamente las facilidades para crear empresa no son las mejores. El documento avanza en proponer un mecanismo de financiamiento sobre nuevos recursos de crédito a favor de la Nación, cuyo compromiso de pago se cargue sobre la cancelación futura del impuesto a la renta, donde aporten tanto las empresas beneficiarias del subsidio como sus empleados, éstos últimos, así sea en una mínima proporción. Propuesta que sigue la lógica de ‘todos ponen’ y entiende que el beneficiario del subsidio no es exclusivamente la empresa sino también su mano de obra.
Finalmente, la propuesta hace una provocativa invitación a seguir aportando nuevas ideas, para acompañar a los tomadores de decisión a abordar esta difícil y no prevista situación de manera oportuna y pertinente, en aras que al final de esta crisis, podamos minimizar los efectos adversos de la COVID-19, tanto en la salud como en el aparato productivo.