En septiembre del año 2015, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgó un crédito de 100 millones de dólares a Barranquilla, como parte de un paquete de 600 millones de dólares para Colombia, con el objetivo de “cerrar la brecha social”, según manifestó en su momento el director ejecutivo suplente para Colombia y Perú, Sergio Díaz-Granados.
El préstamo para el país fue canalizado por Findeter, con la finalidad de mejorar los ingresos fiscales de los departamentos y ciudades beneficiadas. Barranquilla fue pionera en el programa de ciudades emergentes y sostenibles del Banco, lo que supuso en su momento para la ciudad, un reto importante en materia de disciplina fiscal.
Hubo dos de los proyectos de base que articularon la ejecución de los recursos del crédito localmente. Uno fue Barrios a la obra, que se empezó a gestar en 2008, para que los barrios vulnerables ––que carecían de cobertura de servicios básicos y sufrían invasiones–– fueran atendidos con inversión pública articuladamente con los líderes sociales y las comunidades.
El segundo proyecto, ‘Todos al parque’, consistió en recuperar, mejorar y embellecer 150 parques de la ciudad.
En síntesis, los recursos del préstamo fueron distribuidos en el mejoramiento de la calidad educativa, el sistema de salud, ambos a través del aumento de la cobertura, la canalización de arroyos y el Gran Malecón del Río, que permitió a la ciudad volver a darle la cara al río Magdalena, la principal arteria fluvial del país.
Esta senda de inversión pública, así como el saneamiento de las finanzas del Distrito logrado en 2018, ha permitido establecer una dinámica comercial en la ciudad, de la mano del mejoramiento del sector productivo, que se ha visto beneficiado del crecimiento de la economía.
Según el tanque de pensamiento Fundesarrollo, la inversión social contribuyó con el 5,6% a la economía de la ciudad, a tal punto que Barranquilla alcanzó el quinto lugar en el Índice de Competitividad de Ciudades de 2019, que elabora el Consejo Privado de Competitividad.