Publicado el 14 de octubre de 2019
La informalidad es uno de los mayores problemas de la Costa.
Las mujeres y los jóvenes son los segmentos de la población que más requieren de una política de flexibilidad laboral pues tienen la menor participación en el mercado laboral y la mayor informalidad, aseguró el presidente del consejo directivo de Fundesarrollo y del Comité Intergremial del Atlántico, Ricardo Plata.
El dirigente gremial señaló que esos segmentos necesitan horarios laborales flexibles que les permitan compaginar obligaciones familiares y educativas con el trabajo. “Han estado expósitos. Los sindicatos no solo no los representan, sino que sus intereses suelen ser contrarios; los empresarios tampoco lo hacen y muchos gobiernos los olvidan”, señaló.
El desempleo juvenil es una de las mayores preocupaciones en el mercado laboral de Colombia pues se encuentra en niveles más altos que la tasa nacional. Según el Dane, la tasa de desempleo de la población joven en el trimestre junio-agosto fue de 17,7%, con un aumento de 1,3 puntos porcentuales frente al mismo periodo de 2018 (16,4%).
En cuanto a la tasa de desempleo femenino, fue de 13,4% y para los hombres 8,0%. Además, las mujeres jóvenes desocupadas entre 14 a 28 años de edad, corresponden al 47,0% de total femenino.
Enfocadas en el segmento joven hay dos propuestas, una es el contrato de trabajo por horas, días o semanas, cuando para quienes estén entre 18 y 28 años y que estén cursando estudios. La otra que presentó Anif es la de realizar contratos con una remuneración equivalente al 75% del salario mínimo en su primer año de trabajo.
Plata sostuvo que reducir el salario mínimo para los que trabajan de tiempo completo no ataca el problema. “Lo crítico y urgente es diseñar una legislación del trabajo por horas, con prestaciones y seguridad social proporcional a las horas trabajadas, como en las seis mayores economías del mundo, para generar opciones graduales de formalización a los segmentos más vulnerables de la población en edad de trabajar, en lugar de empujarlos a la informalidad”, señaló.
En cuanto a la informalidad laboral, dijo que afrontarla en la región Caribe “es una tarea de la máxima gravedad y urgencia”.
Señaló que de las tres variables críticas del mercado como son desempleo, tasa global de participación e informalidad, en la última es en la que peor le va en la región. “Es la más tóxica para las finanzas nacionales y territoriales, que se desangran con los déficits pensionales y de salud por la altísima proporción de trabajadores que no aportan a ellas”, agregó el dirigente.
Explicó que la informalidad se da si la empresa contratante no paga impuestos o no lleva contabilidad o no aporta a salud y pensión o cualquier combinación de las anteriores, convención adoptada en muchos países, no solo en Colombia.
Agregó que mientras en las siete capitales de la región la informalidad promedia el 59,7%, el promedio para Bogotá, Medellín y Manizales es de 40%. Eso significa una proporción de informalidad un 50% superior en el primer grupo versus el segundo.