Publicado el 11 de septiembre de 2019

Por Víctor Herrera

Fueron varios los interrogantes que dejó el XXXI Congreso Nacional de Exportadores de Analdex que se realizó recientemente en Barranquilla. Entre ellos: ¿Por qué solo 9 empresas concentran el 50% de las exportaciones de Colombia? ¿Por qué las exportaciones han venido disminuyendo (en el primer semestre bajaron 2,5%) y las importaciones creciendo (60% en el mismo período)? ¿Por qué no aparecen nuevos exportadores no tradicionales con un dólar tan alto y favorable? ¿Por qué no se atreve el sector a beneficiarse de los 16 TLC vigentes con diversos territorios del mundo? ¿Por qué no aprovechamos la guerra comercial China – EE.UU? ¿Por qué en la región Caribe no crecen las exportaciones si tenemos nuestros puertos conectados, a través del mar, con el resto del mundo?
En un país de medianas, pequeñas y micro empresas (mucho más en nuestra región) la respuesta puede ser una: Miedo a lo que no se conoce, que a su vez entraña incertidumbre y riesgo.
Y de allí arranca nuestro planteamiento: La mejor manera de que nuestras empresas puedan atreverse a exportar es que vean claramente la oportunidad de satisfacer una demanda externa con el mayor grado de certeza y el menor riesgo posible.
Por eso, al ponderar el ‘Plan de Acción para la Internacionalización de la Economía del Caribe Colombiano 2019- 2024’ presentado en este congreso, en cuya elaboración participaron Procolombia, Fundesarrollo, Gobernación, Amchan, Probarranquilla, Cámara de Comercio y Acopi, entre otros, debemos simplemente sugerir que hay que empezar primero por encontrar las oportunidades y luego, a partir de allí, diseñar la estrategia y su implementación operacional (Crear cultura exportadora, capacitar el personal, buscar créditos, incorporar ciencia y tecnología y dinamizar servicios, etc.). No al revés.
Veamos un ejemplo: Por la guerra con China están en riesgo de ingresar a EE.UU productos asiáticos por el orden de los US$550 mil millones al año. Nuestra región alcanza al año un total de US$ 3 mil millones en exportaciones no minero-energéticas, es decir 180 veces menos..!!. Si hacemos el ejercicio de identificar cuáles de esos productos chinos podríamos reemplazar o elaborar en nuestro caribe -que en virtud del TLC entrarían preferencialmente y sin aranceles a los a EEUU- y, con base en ello, diseñáramos una estrategia para penetrar ese gran mercado, seguramente no serían 2.670 empresas -como planea el proyecto- sino muchas más la que entrarían e incidirían en el aumento considerable de las exportaciones. Incluso muchas de nuestras compañías podrían asociarse con empresarios chinos para tratar de suplir parte de esa demanda y de paso obtendríamos transferencia de tecnología.
Otra oportunidad son los 25 países que tenemos en frente y alrededor nuestro -con los que conformamos el Gran Caribe- cuya mayoría importan más del 80% de los productos que consumen.
Luego, la misión principal de las entidades que han diseñado este plan para el caribe es identificar este tipo de oportunidades para nuestras empresas en todo el mundo.
Insistimos: Nuestras empresas se arriesgarán a exportar si pierden el temor a hacerlo. Es decir, si se les muestra la oportunidad clara y específica de vender sus productos o servicios al exterior con una demanda real o potencial, un alto grado de confianza, unas condiciones financieras aceptables y una logística eficaz.
Es decir, hay que diseñar la estrategia con base en unos objetivos claros de participación en el mercado para las empresas regionales y luego buscar la eficacia operacional de las mismas para el cumplimiento de esos objetivos. Michael Porter, gurú mundial en Competitividad, lo recomienda: “…No confundamos la Eficacia Operacional con la Estrategia..”

Publicado en La Libertad

 

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