Publicado el 3 de julio de 2019

Expertos dicen que en el Atlántico el capital humano, la inversión en tecnología, cargas tributarias y costos laborales inciden en la estructura del sector en el PIB.

Capital humano, inversión en tecnología de punta para competir con el mundo, costos logísticos del país, movilidad de empresa (servicios públicos), la carga tributaria –a pesar de la Ley de Financiamiento–, protección a sectores que en cadena dependen de otros, son algunos de los aspectos que empresarios, gremios y profesionales consultados indicaron han llevado a que la productividad industrial haya perdido peso en el PIB del Atlántico.

De acuerdo con un informe de Fundesarrollo, publicado en la edición de ayer, y basado en las cifras del Dane sobre el producto interno bruto del Atlántico del año pasado, se identificó la pérdida y “relevancia dentro de la estructura productiva al pasar de 22% en 2008 a solo un 16% en 2018, y frente a una mayor participación en el PIB de sectores como la construcción y las actividades financieras”.

La Asociación Colombiana de Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi) identifica a más de 17.000 pymes industriales en el Atlántico, y el gremio dijo que aunque el PIB del Atlántico creció $43,2 billones durante el 2018, este incremento sigue siendo inferior frente a Bogotá ($250,5 billones), Antioquia ($141,7 billones), Valle del Cauca ($83,91 billones) y Santander ($55,15 billones).

Rosmery Quintero, presidenta de Acopi, dijo que existe un rezago en el sector industrial para los micro, pequeños y medianos empresarios, en especial los que requieren mayor especialidad, tecnología y capital humano cualificado.

Agregó Rosmery Quintero que se suma una falta de acceso al financiamiento y la excesiva regulación obstaculizan el crecimiento que desestimulan la continuidad de las operaciones.

“Las altas tasas tributarias afectan los costos para el sector, puesto que se deben atender las obligaciones administrativas y legales que surjan en lugar de invertir en tecnificación”, dijo la presidenta de Acopi.

¿Qué pierde una región con la disminución productiva de su industria y el aumento de otros sectores económicos?

Jorge Quintero, Doctor en Economía  y profesor de la Universidad del Norte, identifica que un territorio que reduce su industria y gana espacio con otros macrosectores, pierde puestos de trabajo de calidad.

“Pierde empleo de calidad formal. Los puestos de trabajo en la industria son mejor porque es  un sector incentivo en tecnología en capital y hace que sea productivo y mejor remunerado. En comercio los puestos de trabajos son más formales”, dijo Quintero.

Para el economista y docente lo que ocurre con el sector no está ajeno a la manufactura nacional, que ha venido en un debilitamiento de la demanda agregada y la disminución de ingresos fiscales por agentes externos como el precio de petróleo.

Andrés Ramírez Sánchez, director ejecutivo de la Cámara Colombiana de Acero, agregó que en las actividades industriales sí hay una sombra de amenaza a puestos de trabajos, en especial, si son actividades clave como la del acero, que depende de otras actividades.

Este gremio, que señaló en junio el riesgo de perder  2.000 plazas debido a que el Gobierno no revocó una medida antidumping para proteger la industria local, identificó su componente del PIB del Atlántico y en la industria del acero principalmente en la transformación del mismo.

“Que el PIB industrial no crezca más es debido a que nuestra actividad no le ha estado yendo bien. Nuestro principal jalonador de consumo es la construcción y la misma decreció un 5,6%”, dijo Ramírez Sánchez.

El empresario Joseph Dacarett subraya en los excesos de las cargas y normas tributarias. No desconoce las obras de infraestructura en la ciudad, pero  en los costos de energía y la formalización y costos laborales ha llevado a que empresarios de la industria se desplacen al comercio. “La contratación de personal es menor en comercio. En industria se necesitan hasta 50 personas”.

Un caso local

Inversión en tecnología

El pequeño empresario e inversionista, César Uparela contó que motivado por un buen comportamiento en sus ventas en el primer semestre de 2019, de la economía y el sector industrial, se atrevió a importar una máquina para su empresa. “Compré un equipo de USD 400.000 y ahora se disparó el dólar, me tocará enfrentar la situación; y sí veo que se ha ido abajo el sector manufacturero. Veo que la situación del país en cuanto a la incertidumbre, los costos laborales, las exigencias de requisitos en los impuestos han influido”. Joseph Daccarett dijo que al empresario le cuesta proyectar su tecnología y, con una educación que no está orientada ante los cam bios y las  amenazas, habrá efectos. “El trabajo manual será sustituido por la robótica y la inteligencia artificial”.

Publicado en El Heraldo

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