Publicado el 6 de mayo de 2019

Los niveles de pobreza del país se encuentran aún muy lejos de la meta incluida entre los Objetivos del Desarrollo Sostenible de erradicar la pobreza extrema para 2030.

La CEPAL expone en su informe Panorama Social de América Latina, que en los Estados que forman parte de ese grupo de países, el 30,2 % de la población es pobre y el 10,2 % vive en extrema pobreza. Por su parte el Dane informa que para el 2018 el 27 % de los colombianos vivirían en la pobreza, cifra que aumentó en un 0,1% con respecto al 2017; mientras que el 7,2 % vive en pobreza extrema.

Si bien Colombia venía mostrando una reducción de la población que vive en condiciones de pobreza, los datos ofrecidos por el Dana muestran un estancamiento en este proceso, lo que sugiere que cumplir con uno de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), erradicar la pobreza extrema para el 2030, no será posible, de mantenerse las cosas como están.

Leopoldo Gómez-Ramírez, profesor de Economía de Uninorte y director del Ocsa, considera que Colombia tiene varios obstáculos que sortear para cumplir con este objetivo. Uno de estos está relacionado con los niveles de corrupción. “Mientras no se enfrente de manera frontal la corrupción, el gasto social destinado a reducir la pobreza no logrará su objetivo”, precisa Gómez.

Los altos niveles de pobreza en Colombia no es un problemática que solo afecta a quienes viven en condiciones de necesidades básicas insatisfechas, es un fenómeno que impacta directamente a toda la población. De acuerdo con Gómez, la pobreza detiene el crecimiento económico y termina convertido en un círculo vicioso: “básicamente porque las personas ahora pobres podrían aportar mucho más al crecimiento pero no lo hacen debido a su pobreza”.

Ahora bien, la pobreza no puede ser vista solamente como un problema de distribución en el ingreso. María Esperanza Cuenca, profesora de Economía de Uninorte, considera que si Colombia quiere hacer frente a esta problemática debe prestar especial atención a la dotación de servicios como la salud y la educación de su población, para así “mejorar las condiciones de vida de los seres humanos y mantener las condiciones para alejarse definitivamente de la pobreza”.

Cuenca sostiene que la pobreza incluye una cantidad de variables que no se reducen solo al ingreso, por eso es pertinente estudiar indicadores como el IDH (índice de desarrollo humano) de las Naciones Unidas, el cual determina el desarrollo de una población en términos de las condiciones de vida de las personas, midiendo tres puntos: salud, educación e ingreso.

Sin embargo, la profesora precisa que incluso este índice se encuentra en debate, pues no incluye puntos fundamentales como la desigualdad. Según el IDH Colombia ocupa el puesto 90 de 189 para 2017, con un IDH de 0,747, mientras que Noruega (0,953), Suiza (0,944) ocupan las mejores posiciones. Por su parte Nigeria (0,354) y África central (0,367) ocupan los lugares más bajos, contextualiza la profesora.

Cuenca señala que en Colombia es alta la desigualdad en la distribución de la tierra, medido por el Gini. En general, el país no avanza mucho en mejorar en este indicador de desigualdad. “Este es un esfuerzo que debe hacerse al mismo tiempo de la lucha contra la pobreza. La mejora en condiciones sociales están ya establecidas por parámetros internacionales que podrían servir de guía, pero la mayor limitación son las instituciones nacionales, que mutan sus prioridades cada cuatro años y que no terminan de ponerse de acuerdo en la conveniencia de dar por terminado el conflicto”, agrega.

La pobreza en el Caribe.

Entre 2014 y 2017 algunos de los departamentos de la región Caribe (Atlántico, Sucre y Bolívar) disminuyeron la pobreza en niveles superiores al promedio nacional. Sin embargo, los recientes datos ofrecidos por el Dane muestran que en el 2018, ciudades de la región como Barranquilla (21,1%), Santa Marta (33,7%), Valledupar (34,4%), Riohacha (47,5%), presentaron un aumento en los niveles de pobreza.

Kelina Puche, directora de Fundesarrollo, llama la atención sobre las reducciones en la pobreza, que si bien siguen la misma tendencia de las variaciones en el PIB de los departamentos de la región, no se reduce con la misma velocidad con la que el PIB per cápita aumenta.

“En la región la pobreza se mueve mucho más lento que la dinámica económica, a pesar de la relación inversa existente entre estas variables, que da fe que un incremento del PIB explica cambios en los niveles de pobreza”, agrega Puche.

Para Fundesarrollo, en la vocería de su directora, los principales problemas de la región que afectan directamente sus niveles de pobreza y desigualdad son la baja cobertura de servicios públicos, como el de energía y alcantarillado, así como la situación de ingobernabilidad de departamentos como La Guajira y Córdoba.

No ha habido cambios estructurales

En el país ha habido cambios importantes en la medición de la pobreza, que pasó a cumplir los preceptos de la Oecd, midiendo la pobreza multidimensional, con lo cual pueden darse mejores explicaciones. Ahora bien, la coyuntura difícil de 2016 puede explicar parte de la coyuntura del aumento en la pobreza. No creo que las condiciones estructurales de la economía hayan cambiado, salvo la amplia migración de los venezolanos que se espera sea 2.000.000 para 2020.

*María Esperanza Cuenca, profesora de Economía Uninorte

Publicado en El Heraldo

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