Publicado el 2 de septiembre de 2018

Expertos analizan la propuesta radicada en el Congreso de otorgarle al presidente la facultad de hacer un incremento extraordinario al salario mínimo.

De ser aceptado el proyecto de ley radicado el 22 de agosto en el Congreso de la República, el presidente Duque podrá definir un incremento extraordinario en el salario mínimo adicional al que se establece al final de año. Desde el comienzo la propuesta ha generado debate entre economistas, gremios, la opinión pública y representantes del gobierno.

Según el proyecto de ley, el incremento del salario mínimo es una medida que busca aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores. Un efecto que ninguna economía despreciaría, pero los interrogantes apuntan por el costo que generaría en otras variables, principalmente en la inflación y la informalidad laboral. Para reducir estos riesgos, el proyecto apunta que el aumento del salario sea destinado en su totalidad a los fondos de cesantías, con lo cual no se afecta el dinero circulante, y por tanto la inflación.

Jorge Quintero, profesor del IEEC de Uninorte, indica que el efecto sobre la inflación dependería de qué tanto aumente el salario mínimo. “El efecto no será nulo, por dos razones: aunque el trabajador no reciba ese ingreso adicional inmediatamente, puede estar motivado a aumentar su consumo en el presente, conociendo que tiene un ingreso extra que puede retirar más adelante. Pero más importante aún, el aumento del salario mínimo puede generar una inflación de costos, pues al incrementar los costos laborales para los empleadores, podrían verse forzados a subir el precio de los productos”, agrega Quintero.

Para 2018 el salario mínimo se estableció en $781 242, es decir experimentó un incremento respecto al de 2017 del 5,9 %; el más bajo desde el 2016 por el estancamiento de la economía.

La fórmula del país para realizar este incremento tiene en cuenta los datos de inflación y la productividad laboral. Informes del Banco interamericano de Desarrollo (BID) indican que los incrementos en el salario mínimo real por encima de los niveles de productividad laboral deben realizarse con cautela.

De acuerdo con Kelina Puche, directora de Fundesarrollo, estudios realizados por esta entidad concluyen que el nivel del salario mínimo en Colombia no se ajusta a los niveles de productividad laboral, por el contrario, es superior al registrado en algunos países de la OCDE. “Países como México y Chile, donde su productividad laboral (PIB por hora laborada) se ubica.por encima de Colombia, registran salarios mínimos que representa el 29,4 % y el 47,4 % del salario promedio, respectivamente, mientras en Colombia el salario mínimo representa el del 57,3 % del salario medio”, señala Puche.

¿Reducir desigualdad? La tesis para promover un mayor salario mínimo se sustenta en los altos niveles de desigualdad y pobreza que tiene el país. Pero es una medida que representa aumento de costos para las empresas, lo que puede desincentivar la contratación formal o, incluso, llevar a que reduzcan el número de empleados. En últimas se genera incertidumbre en el desempleo y la informalidad.

María esperanza Cuenca, profesora del IEEC de Uninorte, considera que los efectos de esta propuesta son nocivos, porque las empresas no están preparadas y no está presupuestado tal cambio, y porque los trabajadores solo recibirían el aumento en su liquidación mientras que los descuentos formales sí se realizarían mes a mes.

“Uno de los costos sociales más importantes es el aumento en la incertidumbre. ¿Cuántas veces ha sucedido esto en nuestra economía? Nunca. Y eso tiene una razón de ser: los intereses políticos y populistas siempre han estado por debajo del manejo técnico de la economía”, agregó Cuenca.

Según el DANE, en junio de 2018 la tasa de desempleo en el país fue de 9,1 % y la informalidad para las 23 principales ciudades y áreas metropolitanas llegó hasta 48,3 % entre abril y junio. De aprobarse la propuesta se deben realizar mecanismos de protección al trabajador para no fomentar la pérdida de puestos de trabajo.

Para Cuenca, un aumento de una sola vez en el salario no puede traer mejoras en la productividad. “Los salarios de eficiencia, que son los que premian la productividad, requieren de la consistencia para ser realmente eficientes”, señaló.

Por su parte Puche indica que para incrementar el salario mínimo se deben tener en cuenta los niveles de productividad laboral, y complementar con un apoyo continuo a la cualificación de los trabajadores, con la mejora de la oferta educativa, y así aumentar la acumulación de capital humano.

Pros y contras

El efecto de la medida sobre el desempleo no es fácil de predecir, pues genera afectación tanto positiva como negativa. Contribuye a un aumento del desempleo al incrementar la participación laboral, es decir la oferta laboral, y desincentivar la demanda laboral. Sin embargo, es probable que, indirectamente, también genere un efecto favorable de disminución de desempleo al generar un mayor estímulo al consumo, lo cual puede dinamizar la actividad productiva y mejorar las condiciones de empleo.

*Profesor del IEEC de Uninorte

Publicado en el Heraldo

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