Publicado el 3 de julio de 2020

La flexibilización del confinamiento se ha convertido en el tema central para pensar cualquier proceso de reactivación de la vida productiva más allá de los sectores esenciales.

Por: Kelina Puche

La reapertura de los distintos sectores está vinculada con varios frentes, que van desde la salud, las apuestas productivas, el acompañamiento empresarial, la movilidad y la demografía, pero me restringiré a puntualizar consideraciones sobre los primeros tres.

En materia de salud, hemos escuchado hasta ahora, la importancia de la disponibilidad de UCI y el famoso Rt; lo primero para ofrecer confianza y tranquilidad a la población, indicando que de cara a un eventual contagio lograría acceder a la máxima atención médica especializada requerida. Y lo segundo, para sostener un control en la velocidad de propagación del virus, para lograr una trazabilidad oportuna y confiable para su aislamiento, tratamiento y seguimiento temprano.

Desde lo económico, el entendimiento del aparato productivo, su funcionamiento por medio de los encadenamientos productivos y los riesgos de contagio vinculados a la exposición de los empleados a enfermedades, contacto cara a cara, la proximidad física y la posibilidad de hacer teletrabajo, se convierten en variables críticas para definir cómo movernos hacia la reactivación sectorial.

No obstante, la decisión de activar determinado sector involucra movilizar sus sectores encadenados, ya que de lo contrario, en algún momento la cadena de proveeduría o venta se quebraría. Esto, sumado a la exigencia de protocolos más estrictos.

También es necesario cuantificar la cuota de empleos que se alinean a estas consideraciones de encadenamientos productivos y de exposición al contagio, a lo cual se le agrega, que el paso prudente probado para la apertura de ciertos sectores está vinculado al inicio vía pilotos, dado que en la teoría, en los protocolos todo puede escribirse, pero en la práctica probablemente se dejen ver falencias en su aplicación.

Sumado a esto, no se puede perder de vista que las condiciones laborales sobre los informales son distintas, y que si bien es sustancial que también puedan atender una lógica de protocolos, hacia ellos la estrategia debe estar más relacionada hacia la interiorización de las normas básicas de cuidado, como: distanciamiento físico, lavado frecuente de manos y uso de tapabocas.

En materia empresarial, es clave entender las necesidades de las empresas. Para eso es vital continuar en el monitoreo del tejido empresarial. Las recientes encuestas muestran cortos horizontes de supervivencia de caja, necesidades de capital de trabajo y dificultades para acceder a créditos, para lo cual el acompañamiento empresarial se pieza fundamental. Adicionalmente, es necesario maximizar nuestras capacidades para bajar recursos del orden nacional, por ejemplo, el subsidio a la nómina para la protección del empleo. Avanzar desde el frente de la formación y capacitación para manejar los desafíos del confinamiento, así como impulsar iniciativas tales como aceleradoras para la virtualización y digitalización de los canales de comercialización y la atracción de inversionistas. Son algunas de las acciones por emprender para salir adelante de la crisis.

Publicado en Columnas El Heraldo

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