Por Oriana Álvarez Vos
Es necesario seguir apostándole a la recuperación económica con mayores esfuerzos tanto a nivel nacional y local para impulsar programas de becas y créditos en donde se vincule al sector privado para promocionar carreras en ciencias, tecnología e ingenierías suscitando el ingreso de mujeres jóvenes.
Esta semana se presentaron los resultados por parte del DANE sobre el desempeño del Producto Interno Bruto. La economía Colombiana creció 10.6% en el 2021 ubicándose por encima de las expectativas del Gobierno Central y analistas económicos. Los sectores más importantes fueron el Comercio, la Industria y la Administración Pública quienes contribuyeron con dos terceras partes del crecimiento alcanzado. Las decisiones de levantar las restricciones a la actividad económica, las medidas de ajustes a los protocolos de bioseguridad y movilidad, así como el avance en el Plan Nacional de Vacunación fueron determinantes para lograr el registro más alto de este indicador en los últimos 45 años. Una muy buena noticia que permite imaginar escenarios más optimistas para este 2022.
Dentro de los principales retos que se debe asumir este año es no perder este impulso económico y cerrar brechas de empleo; la dinámica de crecimiento positiva del 2021 es matizada por el rezago en el desempleo, sobre todo para las mujeres y los jóvenes. Lograr traducir ese crecimiento en mayores oportunidades de generación de ingresos y empleo de calidad debe ser prioridad para este y los próximos gobiernos. Las recomendaciones dadas por la Misión de Empleo para solucionar los problemas estructurales del mercado laboral en Colombia resultan muy importantes para garantizar un modelo de desarrollo económico inclusivo, equitativo y sostenible en el mediano y largo plazo. Una de las principales sugerencias fue la de brindar mayor inclusión de las mujeres al aparato productivo; en el país 1 de cada 3 mujeres jóvenes se encuentra desempleada por lo que políticas con enfoque de género en el mercado laboral son indispensables.
Las razones mencionadas por la Misión que explican estas diferencias son los roles culturales y la falta de políticas en sistemas de cuidados. Sin embargo, no debería dejarse a un lado dentro de estas razones, el papel importante que tiene la educación. La transformación tecnológica de esta nueva era digital que ha impuesto la cuarto revolución industrial e impulsado la pandemia, ha reformulando las ocupaciones, el uso de sistemas inteligentes caracterizados por aprendizajes automatizados alimentados por datos, genera mayores desafíos para lograr una fuerza laboral formada con habilidades y competencias sociales que se adapten a las exigencias del mercado laboral. Desafortunadamente en Colombia, las mujeres siguen estando subrepresentadas en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; y aquellas que ingresan al campo de STEM por sus siglas en inglés laboran en entornos altamente masculinizados y presentan obstáculos para su crecimiento profesional.
Es necesario seguir apostándole a la recuperación económica con mayores esfuerzos tanto a nivel nacional y local para impulsar programas de becas y créditos en donde se vincule al sector privado para promocionar carreras en ciencias, tecnología e ingenierías suscitando el ingreso de mujeres jóvenes. La falta de trabajadoras calificadas en estas áreas del conocimiento dificulta romper el círculo virtuoso de la pobreza ya que las diferencias en productividad están directamente relacionadas con las salariales; convirtiendo a esta brecha de habilidades uno de los principales obstáculos para el acceso de las mujeres al mercado laboral y reducción de su tasa de desempleo.