Publicado el 29 de octubre de 2021,

Por Oriana Álvarez Vos

La crisis generada en el país por la pandemia ha acelerado la necesidad de solucionar los problemas del estancamiento de la productividad, y esto implica entre otras cosas tener que replantear la política de comercio exterior así como sus resultados. Es un momento histórico para unir esfuerzos en iniciativas no solo desde la nacional sino también desde lo local en materia de desarrollo productivo para lograr mejoras en la productividad y que esta pueda convertirse en motor de desarrollo.

Las dos décadas del siglo XXI pasarán a la historia de Colombia con características particulares enmarcadas entre la crisis de fin de siglo de 1999 y la del coronavirus en el 2020. En los últimos años y gracias al boom de los commodities el país logró avanzar en coberturas de educación, salud, informalidad laboral, pobreza, desigualdad y mortalidad infantil. Sin embargo, la pandemia dejó en evidencia la vulnerabilidad y riesgo para las economías de depender de las exportaciones de petróleo. Los altos precios de los commodities llegaron a su fin y el país está obligado a buscar otras fuentes de crecimiento para mejorar la calidad de vida de la población. Existe un amplio consenso entre los economistas que el camino para lograrlo está en la productividad.

En la trayectoria del ciclo económico en Colombia la productividad ha jugado un papel fundamental. La contribución de los factores de producción capital y trabajo al crecimiento económico se ha modificado en los últimos veinte años. La Productividad Total de los Factores (PTF) ha venido cayendo en el país al igual que en muchos otros de América Latina. La productividad del trabajo está estancada y la relación entre capital y trabajo ha venido aumentando entre otras cosas por las mayores inversiones en el sector minero-energético como motor de crecimiento; y, al aumento relativo del costo del trabajo frente al capital.

Estos aspectos no serían relevantes si no fuera necesario lograr sociedades más igualitarias con mayores demandas sociales, ambientales y económicas. Colombia tiene unos retos importantes en el cierre de brechas en el ingreso por habitantes. Algunos estudios sobre el tema muestran que el país tendría que esperar 475 años para lograr disminuir la diferencias entre nuestro ingreso por habitante y el de Estados Unidos si ambas economía seguían creciendo a las tasas antes de la pandemia. A Corea por ejemplo, le tomaría 14 años en alcanzar a Estados Unidos.

Una de las explicaciones y según la intervención del profesor de Harvard Ricardo Hausmann realizada en el Forum Caribe Biz esta semana se encuentra en la brecha tecnológica entre ambos países; la cual se ha ampliado no solo por el rezago en la inversión en ciencia y tecnología sino por las dificultades de la llegada al país de innovaciones tecnológicas que indudablemente impactan la productividad. La evidencia señala que Colombia exporta menos de la mitad de lo que debería dado su tamaño en términos del PIB y de su población; y, precisamente aquellas economías que están logrando cerrar las brechas en el ingreso por habitante con los países más desarrollados son las que ha aumentado sus exportaciones.

Las participación de las exportaciones en el PIB colombiano son de alrededor del 14%; si nos comparamos con otros países estas relaciones son del 38% para México; 29% para Chile; 43% Corea y 68% Tailandia. La relación entre exportaciones y crecimiento económico ha sido ampliamente estudiada y una de las principales conclusiones es que su aumento es una condición necesaria para el desarrollo económico.

La crisis generada en el país por la pandemia ha acelerado la necesidad de solucionar los problemas del estancamiento de la productividad, y esto implica entre otras cosas tener que replantear la política de comercio exterior así como sus resultados. Es un momento histórico para unir esfuerzos en iniciativas no solo desde la nacional sino también desde lo local en materia de desarrollo productivo para lograr mejoras en la productividad y que esta pueda convertirse en motor de desarrollo.

Publicado en columnas El Heraldo

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