Publicado el 7 de junio de 2021,
Mujeres continúan con peores registros del mercado laboral, pese a la reactivación. Analistas coinciden en que se requieren políticas diferenciales.
Expectante por una nueva oportunidad que le permitiera retomar su vida laboral y ser el mayor sustento económico de su familia, Yolanda Badel dio el “sí” a esa llamada sobre una plaza de trabajo que tanto estaba esperando. Pasaría una semana para que la llegada de la pandemia la volviera a recluir en las cuatro paredes de su casa y la incertidumbre volviera a apoderarse de su mente.
Ante el avance del virus y su desarrollo en la ciudad, la tienda de calzado donde comenzó a trabajar decidió cesar a las nuevas empleadas y quedarse solo con las más antiguas, ante lo cual, Yolanda Badel, más allá de entregar el uniforme y el carnet, se despidió de sus ilusiones.
“Me sentí devastada porque era la única entrada económica que tenía en ese momento y tenía muchas expectativas de poder retomar mi vida laboral. Quedé en el aire otra vez. Tengo un hijo y de ese trabajo, en ese momento, dependían muchas cosas”, relató Badel.
Sobreviviendo al día a día con la ayuda de familiares, esta madre soltera ha buscado “por cielo y tierra” una nueva oportunidad laboral, pero la pesquisa aún no rinde sus frutos. “Como mi última experiencia laboral está lejos se hace muy difícil que me puedan contratar. Tristemente es así. Te piden experiencia reciente y al ver que la mía fue hace mucho se complica bastante que me puedan contratar”.
Al igual que esta barranquillera de 29 años, millones de mujeres en Colombia aún no recuperan sus puestos de trabajo arrebatados por la pandemia. La brecha de género, entre el desempleo femenino y masculino, una histórica problemática del mercado laboral del país, se amplió y la incipiente recuperación económica aún está en deuda con el sexo femenino.
Para el 2020, el desempleo en Colombia alcanzó un registro histórico de 15,9 %, lo que representó la salida de 2,4 millones de personas del mercado laboral, donde 1,4 millones fueron mujeres. Esto último elevó la tasa de desempleo anual de esta población al 20,4 %, mientras que la de hombres fue de 12,7 %, una brecha de 7,7 puntos porcentuales (p.p).
En la actualidad, con un proceso de reactivación económica que marcha a media máquina, los números de desigualdad se han ido reduciendo levemente, sin embargo, la clave podría estar en políticas públicas de género y en el reinicio de las actividades económicas que más emplean a las mujeres.
De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), para el trimestre móvil febrero-abril de 2021, la tasa de desempleo femenino fue de 19,9%, mientras que la de los hombres fue de 11,6 %, una brecha de 8,3 p.p.
Al analizar en la ciudad de Barranquilla y su área metropolitana (Soledad, para efectos del estudio), la tasa de desempleo femenino se ubica en 14,7%, mientras que la de los hombres es de 8,5 %, una diferencia de 6,2 p.p.
Para la politóloga e internacionalista Karol Solís, “la pandemia llegó y exacerbó las que ya eran realidades, desventajas y retos para las mujeres en cuanto a su inserción en el mercado laboral”.
“Colombia se ha caracterizado por tener diferencias en los indicadores del mercado laboral por género las cuales se han ampliado aún más como resultado de la pandemia”, comentó Oriana Álvarez, directora ejecutiva de Fundesarrollo.
Recordó que más de la mitad de las mujeres ocupadas en el país se encuentran concentradas en los sectores que mayor impacto han tenido como resultado de las medidas de restricción impuestas en el país para controlar la pandemia que son: comercio, educación, administración pública y actividades artísticas.
Si bien a Ivanna Gutiérrez de la Hoz le gustaba Argentina, la ilusión de volver a su natal Barranquilla luego de cuatro años con un título en diseño de modas bajo el brazo y una oportunidad de trabajo ideal, le devolvía la felicidad, pero esta duró muy poco.
Llegó a inicios de 2020 para trabajar con una reconocida marca de la capital del Atlántico, sin embargo, a los tres meses fue enviada a su casa y posteriormente, cesada de sus actividades en favor de los empleados más antiguos en la empresa.
“Fue muy duro porque me encontré con una excelente oportunidad de trabajo en mi ciudad natal, a la cual extrañaba a cada momento. Yo sentía que era la oportunidad de mi vida. Al momento me costó, pero decidí emprender porque si antes estuve cuatro años en Argentina trabajando por mi cuenta, pues ahora también podría”, señaló Gutiérrez de 21 años.
Ivanna decidió emprender al no contar con una máquina con la que pudiese continuar el taller de costura que tenía en Argentina junto con una compañera de clases. Su proyecto, que consiste en personalizar prendas o accesorios, es su principal fuente de ingresos desde entonces hasta la fecha, período en el que dice no ha podido encontrar otro empleo.
Desde que ha tenido edad para trabajar, María del Mar Visbal se sumergió de lleno en el sector de la logística de eventos por la empresa de su familia, la cual poco a poco vio hundirse en la pandemia, pues este apartado económico fue de los más golpeados el año pasado, situación que los llevó a entregar bodegas, vender equipos y cesar a empleados, incluyéndola.
“Fue horrible. Bastante decepcionante y ver como todo lo que trabajaste se fue perdiendo poco a poco. No veíamos la salida (…) Para solventar, cuando los recursos ya estaban por agotarse, entre mi hermano, mi esposo y yo pues comenzamos a vender comida, eso nos pudo ayudar. Además de la incapacidad que le pagaron a mi esposo. Fue bastante complejo porque toda la vida vivíamos de una entrada bastante amplia”, señaló esta barranquillera de 28 años.
Por fortuna, como ella misma lo dice, desde enero de este año está trabajando de nuevo. Comenzó como coordinadora de una tienda en un centro comercial de una compañía telefónica y en la actualidad ejerce como operadora de telecobranza en una compañía de servicios públicos de la ciudad.
“Esto es lo más grande. Una satisfacción muy grande porque después de que la fosa se veía muy oscura, es importante ver una luz al final del túnel. Gracias a Dios no es un trabajo que dependa del día a día, porque no sabemos cómo será el mañana. Tener un trabajo estable da bastante paz”, precisó la también estudiante de noveno semestre de derecho.
De acuerdo con el DANE, para abril de este año 3,9 millones de colombianos recuperaron su puesto de trabajo. De estos, 2,2 millones son hombres y 1,7 millones son mujeres. “Esto significa que por cada cuatro hombres que recuperaron sus puestos de trabajo, solo tres mujeres pudieron hacerlo”, indicó Juan Daniel Oviedo, director del ente estadístico.
Señaló que, al comparar abril de 2021 con su contraparte de 2019, se evidencia una reducción de 1,4 millones de personas ocupadas.
“En enfoque de género, esto significa que nosotros todavía estamos preservando el legado de esa brecha tan importante que enfrenta a las mujeres y sobre todo, su mayor participación en las actividades más sensibles a la pandemia porque por cada hombre menos, vemos dos mujeres menos en la posición de ocupación”, dijo.
Al hacer este comparativo entre abril de 2021 versus el mismo mes del 2019; se observa que 949 mil mujeres perdieron sus puestos de trabajo frente a 482 mil hombres.
Tal como lo recuerda la politóloga Karol Solís, las desigualdades del sexo femenino “no acaban de ocurrir”. De acuerdo con Solís, el Informe Global de Brecha de Género 2021, que mide división de recursos y oportunidades entre hombres y mujeres señaló que el mundo se demorará un siglo en lograr la paridad de género, una medición donde la pandemia extendió las brechas.
“Necesitamos más mujeres en las llamadas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, por sus siglas en inglés). Necesitamos sistemas de cuidado que logren reducir y nivelar la carga de cuidado de las mujeres para que puedan seguir formándose y luego escalar en los escenarios laborales en los que se inserten, necesitamos trabajar para eliminar los sesgos de género tan arraigados”, comentó Solís.
Dijo que para apoyar a las mujeres e ir cerrando estas brechas en el mercado laboral se requiere de gobiernos nacionales y administraciones locales comprometidos con favorecer la equidad en las tareas de cuidado domésticas. Agregó que “las políticas públicas, y los programas, planes y proyectos derivados de las mismas, deben enfocarse en crear las condiciones para que las mujeres se inserten exitosamente en el mercado laboral”.
Por su parte, la economista Oriana Álvarez señaló que “las políticas y programas sociales deben ser diferenciadas teniendo en cuenta las necesidades de cada una de las poblaciones afectadas por la pandemia. Las mujeres fueron una de ellas”.
Ambas analistas coinciden en iniciativas como el proyecto de licencia compartida que sigue su curso en la Cámara de Representantes y cuyo tercer debate ya fue aprobado.
De acuerdo con el DANE y el más reciente estudio fechado para noviembre de 2020, la brecha salarial general entre hombres y mujeres, según la media, es de 12,9% para el año 2019, según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH).
Esto indica que por cada $ 100 que recibe un hombre por concepto de ingresos laborales totales, una mujer gana $ 87,1 pesos. En este sentido, los hombres ocupados recibieron un ingreso laboral mensual de $ 1,23 millones, mientras que las mujeres recibieron $ 1,07 millones. Desde 2013 (18,2 %), el DANE evidenció una caída en la brecha salarial hasta 2018 cuando fue de 12,1%.
Al revelarse el nuevo estudio, se espera que la brecha salarial aumente para el 2020 por efecto de la pandemia.