Publicado el 8 de mayo del 2020

Por: Kelina Puche

Las distintas aproximaciones del costo económico de la medida de aislamiento preventivo obligatorio se han acotado a cuantificar las pérdidas nacionales. Fedesarrollo, recientemente plateaba que cada mes de aislamiento le iba a significar al país entre $48 y $65 billones mensuales, lo que comprometería entre 4,5% y el 6,1% del PIB nacional.

Sin embargo, tales cálculos dejan en el tintero como se distribuirían esas pérdidas a lo largo del territorio colombiano, teniendo en cuenta la amplia disparidad económica presente en el país, cuyas brechas no parecen haber avanzado mucho o nada en los últimos años.

De esta manera, ávidos por contestar esta pregunta, Bonet y otros (2020) logran darle mayor claridad a los efectos de la cuarentena en cada uno de los departamentos del país, dejando ver que una distribución diferencial entre los territorios, dependiendo de sus encadenamientos productivos, la informalidad laboral, la restricciones sectoriales que le aplican a cada actividad económica y la participación de los ocupados que son sujetos del aislamiento. La región Caribe, no queda muy bien, luego de un primer mes de aislamiento registrando pérdidas que suman hasta los $8,7 billones al mes, que representan el 6% del PIB regional, ilustrando como el Atlántico, Bolívar y Cesar, explican casi el 70% del costo económico para la región.

Si bien el Gobierno Nacional ha dado la llave de la reactivación económica a los mandatarios locales, para adelantar tal agenda, se deben dar por sentadas varias cosas, vinculadas con el tema sanitario, como el control de la tasa de contagio, la disponibilidad de atención médica y hospitalaria, el acceso a los elementos de bioseguridad tanto para la movilidad como para el desarrollo de las actividades productivas, así como las facilidades para llevar a cabo el testeo masivo. Aunque la receta de la reactivación no está escrita, es clave que se desarrolle sobre las base de las potencialidades diferenciales de cada departamento, y tenga en cuenta consideraciones como, el impulso de sectores menos afectados, para ejercer una presión contra cíclica en la economía; garantizar el acceso efectivo a los beneficios y subvenciones económicas para el tejido empresarial y los hogares más vulnerables, desde los créditos con amplios márgenes de garantías, los tan esperados subsidios a la nómina y las nuevas transferencias en efectivo.

En adición, se debe avanzar sobre las premisas del trabajo colaborativo entre sectores, principalmente entre el público y el privado; redefinir nuevas oportunidades de negocio que surgen en medio de la actual coyuntura; consolidar la transformación digital; repensar la formas de producción, así como potencializar el teletrabajo, entre otros aspectos.

Con la incertidumbre del levantamiento definitivo de la cuarentena, el llamado es aprender a convivir con el virus presente, con la urgencia manifiesta de poner a andar el aparato productivo y no seguir con la profundización de la crisis económica y retardar la velocidad de la recuperación.

Publicado en Columnas El Heraldo

¡Déjanos un comentario!