Publicado el 16 de Marzo de 2022

Por: Lucía Avendaño Gelves

Docentes, estudiantes y expertos en seguridad ciudadana se congregaron el 14 de marzo en el Salón de Proyecciones de la Universidad del Norte, para analizar el informe más reciente del Observatorio de Seguridad Ciudadana (OSC), denominado El homicidio y la extorsión frente al balance de seguridad en Barranquilla.

El Observatorio, un esfuerzo conjunto entre la Universidad del Norte, la Cámara de Comercio de Barranquilla,  Fundesarrollo y la Cámara de Comercio Colombo-Americana (Amcham), se constituye como un centro intersectorial e interinstitucional que recolecta y analiza información relacionada con los índices de violencia y criminalidad en la ciudad de Barranquilla y su área metropolitana, de tal manera que la sociedad civil lleve a cabo un oportuno acompañamiento en la propuesta y evaluación de políticas públicas encaminadas a mitigar estas problemáticas.

Este nuevo informe también brinda una mirada global sobre el tema, registrando que entre las 50 ciudades con mayor tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes del mundo, 43 son latinoamericanas. Entre ellas, tres se ubican en Colombia: Cali con 49.6, Palmira con 46.7 y Cúcuta con 34.8 homicidios por cada 100.000 habitantes, respectivamente.

El documento, que compara datos entre 2020 y 2021, presenta una situación de plena observación para Barranquilla y establece que “el Distrito, al igual que otras ciudades capitales en el país, ha experimentado un aumento significativo en los registros de homicidios, sumados a otros complejos desempeños en materia de seguridad ciudadana”.

Entre los ‘campanazos de alerta’ que menciona su autor, el docente e investigador del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de Uninorte, Janiel Melamed, se enlista que Barranquilla evidencia el contraste anualizado de violencia y criminalidad, dado que el homicidio tuvo un incremento significativo entre los años 2019 (276) y el 2020 (296), registrando un aumento de 7,2% de los registros de homicidios entre un año y otro.

Entre 2020 y 2021, la variación fue de 23%. De la misma manera, el autor destaca “la consolidación hegemónica de actores criminales en la ciudad”, como lo menciona en el informe. Lo anterior se presenta tras la anulación de otros competidores a través del uso de la violencia, lo que permite a los actores criminales más fuertes imponer su autoridad y control sobre los mercados ilegales de la ciudad.

En cuanto a los barrios puntuales de la ciudad, Melamed destacó durante el evento que es perfectamente evidente que algunos de estos puntos calientes en materia de concentración de homicidios están ubicados en sectores estratégicos del tramo fluvial de Barranquilla y que se distribuyen a través de las localidades de Riomar, Norte-Centro histórico y Suroriente.

“Los barrios que tienen más proximidad con el río Magdalena cuentan con puntos neurálgicos, específicamente entre San Roque, La Playa y Rebolo; además tenemos la hipótesis ligada a la intención de hegemonía de diversos actores criminales, de controlar corredores de distribución de cocaína que sale a mercados internacionales y del mercado local”, expresó el docente.

Entre los ‘match’ o relaciones sólidas entre variables, el investigador advierte que la concentración de homicidio se da mucho más en zonas donde el valor del suelo es más bajo y donde el acceso a transporte público es muy escaso. Barrios como El Bosque y Las Malvinas ejemplifican este panorama. “El bajo acceso a transporte público de estas zonas también repercute en el acceso de los ciudadanos a zonas con mayores oportunidades laborales en la ciudad”, comentó.

En cuanto al delito de extorsión, muy mencionado por estos días en medios de comunicación, Janiel Melamed expresó que “el subregistro es muy alto por dos razones: desconocimiento de los canales institucionales para enfrentarla y temor a las represalias”.

Al finalizar su presentación, Melamed Visbal dio paso a los invitados del panel: Oriana Álvarez, directora de Fundesarrollo; Miguel Parra, director de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Defensa; Andrés Preciado, investigador del Centro de Asuntos Públicos de la Universidad Eafit y Martín Vanegas-Arias, coordinador del Centro de Investigaciones Económicas y Financieras (Cief) de la misma institución.

Andrés Preciado anotó que “hay temas que nos diferencian, como ciudades, aunque haya preocupaciones muy parecidas, y claramente el tema del homicidio es un tema de agenda nacional”, y agregó que “en un año electoral y de cambio de gobierno hay un cambio de dinámicas de atención, pues no está tan concentrada en contener el homicidio tras ‘bajonazos’ en la capacidad de intervención”.

Miguel Parra, por su parte, comentó que “las restricciones durante la pandemia dejaron personas en condiciones de pobreza, sin medios para subsistir, y es ahí donde las bandas aprovechan para captar ciudadanos en estas condiciones para sus propósitos”. El funcionario añadió que “con el confinamiento se dispararon los casos de violencia intrafamiliar y se presentó una reconfiguración criminal”.

Martín Vanegas- Arias mencionó que “es importante acercar a la academia a la institucionalidad, para entender el problema”. Adicionalmente, el economista puntualizó en que el sector privado debe vincularse más con esta causa, especialmente, en la financiación de generación de conocimiento sobre seguridad ciudadana, esfuerzo del que saldrá altamente beneficiado.

Oriana Álvarez explicó, finalmente, que Fundesarrollo llevó a cabo un estudio denominado ‘Evolución, caracterización y focalización del crimen en la Región Caribe: Análisis en tiempos de Covid”. Entre las principales conclusiones del estudio, la ejecutiva afirmó que en 2020 se incrementó la ocurrencia de hurtos en Barranquilla, alcanzando 648 por cada 100.000 habitantes, casi el doble de lo registrado por Sincelejo, capital que se ubicó en el segundo puesto del ranking.

“Al momento de comparar todas las ciudades de la región, en 18 delitos puntuales, encontramos que los municipios más urbanos presentan más problemas de delitos sexuales, lesiones personales, amenazas y violencia intrafamiliar”, explicó.

También agregó que “las desigualdades en la ocurrencia del crimen en la región se explican, en gran medida, por las desigualdades en la inversión per cápita en seguridad y justicia porque proviene de recursos muy volátiles, como los rendimientos financieros, las ventas de activos y el excedente de recursos propios y de vigencias anteriores”.

Prensa Uninorte

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