Publicado el 18 de diciembre de 2020

Por Kelina Puche

A raíz de esta percepción en el imaginario colectivo de un sector de la población, se ha adjudicado como causante del crecimiento del desempleo.

La llegada de la población inmigrante, en su mayoría proveniente de Venezuela, y que ingresa al país con la intención de quedarse, ha impactado en la percepción que tienen los colombianos de los extranjeros, mucho más al no ser históricamente un país receptor –más bien exportador- de migrantes. Prueba de ello es que, según un estudio elaborado por Fundesarrollo y la Universidad del Norte, para las 5 principales ciudades del país en 2018, el 45,4% de las personas de la red social Twitter tienen una percepción negativa de los venezolanos, que a corte del 31 de agosto del presente año, ya componían una población de 1.722.919 habitantes. Este pensamiento se ha ido acentuando con la evolución de los indicadores de mercado laboral, que desde el primer trimestre de 2019 no baja de los dos dígitos, y que a corte de octubre de 2020 se sitúa en 14,7%.

A raíz de esta percepción en el imaginario colectivo de un sector de la población, se ha adjudicado como causante del crecimiento del desempleo al shock migratorio, bajo la hipótesis que han llegado para quitarles el trabajo a los colombianos. Pero el desempleo aumenta por dos razones fundamentales; o porque disminuye el número de plazas disponible o no se crean empleos, o porque existe un aumento del número de personas que quieren trabajar o empleadas. Cálculos del Proyecto Migración Venezuela con base en el DANE, referían a que, anterior a la pandemia, la tasa de crecimiento de la economía era insuficiente, tanto así que deja ver una casi nula creación de empleo. Por otra parte, la participación laboral escasamente alcanza al 65% de la población en edad de trabajar, e incluso visibilizaba una tendencia decreciente. Esto indica que, a pesar del ingreso de inmigrantes masivos, la participación en el mercado laboral no ha aumentado considerablemente, lo que refleja el desaliento de los potenciales trabajadores por la escasa demanda por su trabajo.

En línea con lo anterior, vale la pena destacar los resultados de un estudio reciente del Banco de la República, que sugiere que el flujo migratorio incrementa el desempleo entre los mismos inmigrantes, pero no tiene efectos significativos sobre los no inmigrantes, en parte, debido que la inmigración reduce significativamente su oferta de mano de obra.

Sin embargo, sobre los potenciales efectos del fenómeno sobre el salario laboral, el Banco de la República aporta, a través de un modelo de equilibrio general, que los migrantes afectan negativamente el salario de los informales, ampliando la brecha entre éstos y los formales sin generar mayor presión inflacionaria, hallazgos que se contrastan con estadísticas descriptivas realizadas por Fundesarrollo, que muestran que la brecha salarial entre inmigrantes y no inmigrantes se disminuye en el tiempo, en la medida que la vocación de permanencia de los inmigrantes, va invisibilizando su condición, superando sus barreras de acceso y con su trabajo demostrando el real valor del mismo, lo que deja en evidencia cómo los efectos negativos del shock migratorio inicial no son permanentes en el tiempo, y su incidencia es menor en las condiciones de vida de los colombianos.

Publicado en Columnas El Heraldo

¡Déjanos un comentario!