Publicado el 14 de agosto de 2020

Tras leer su documento de 101 logros, la mayoría de los mismos son de actividades y productos, más no de resultados.

Por: Kelina Puche

Han pasado dos años desde que el actual gobierno nacional, en cabeza de Iván Duque tomó posesión de la Casa de Nariño, tras ocho años de mandato de Juan Manuel Santos. Dos años que han pasado sin mucho ruido en lo que refiere a los logros alcanzados. Tras leer su documento de 101 logros, la mayoría de los mismos son de actividades y productos, más no de resultados, cuando finalmente el éxito de su gobierno será juzgado por los últimos. No se puede negar que el gobierno Duque ha tenido que lidiar con una problemática inesperada y sin precedentes, a causa de la pandemia que hoy tiene como epicentro a nuestra región. No obstante, existen temas en la agenda de gobierno que venían en mal camino antes del COVID-19 y que pasado dos años de mandato no muestran avances significativos; estos temas deben ser tratados con la mayor agilidad y eficiencia posible, debido a que de esto dependerá en gran medida que nuestra recuperación económica sea rápida y duradera.

Se destacan dentro de éstos: el desempleo, el conflicto armado, la reforma pensional, laboral y la tributaria, educación, entre otros. El contexto económico actual, sumado a una coyuntura política en la que el mandatario de los colombianos no ha tenido victorias significativas en el congreso, ante la ausencia de una coalición contundente que apruebe sus proyectos, ha restringido en parte el cumplimiento de las metas del gobierno durante el actual cuatrienio presidencial, alcanzado solo el 40% de avance del Plan Nacional de Desarrollo hasta la fecha.

Dentro de los sectores que presentan un mayor rezago en el cumplimiento de las metas (cumplimientos inferiores al 40%) encontramos los sectores de vivienda (25%), inclusión social y reconciliación (27%), salud y protección social (32%), y educación (39%). Metas como incrementar el porcentaje de hogares rurales con acceso a agua potable en municipios PDET, el mejoramiento de viviendas de interés social urbanas, el aumento en la tasa de alfabetismo de la población mayor de 15 años y la densidad de médicos en el área rural, presentaban avances del 0%, 15%, 15% y 35% respectivamente. Aunque por obvias razones es necesario que el gabinete de gobierno acelere el cumplimiento de estas metas, es más importante aún que logre irradiar estas inversiones del plan hacia los sectores de empleo, salud y protección social, y educación, tres áreas sumamente importantes para impedir el retroceso en la lucha contra la pobreza.

En materia de empleo es necesario tomar medidas inmediatas y estructurales para reducir una tasa de desempleo que alcanzo el 19,8% en el mes de junio según en DANE, y que para los jóvenes alcanzó el 29,5%.

Si bien el gobierno ha tenido un gran avance en la focalización de la población vulnerable, así como en la entrega de subsidios dentro de los programas de ingreso solidario, familias en acción, entre otros, su principal reto en estos dos años restantes está en sopesar sus prioridades, poner a toda marcha el aparato productivo en la búsqueda de ofrecer oportunidades para la empleabilidad de la población, buscando al menos poder cerrar dejando una huella como aquel gobierno al que le tocó afrontar la crisis económica más fuerte de nuestra historia y logró sacar a flote de nuevo la economía.

Publicado en Columnas El Heraldo

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