Publicado el 10 de junio de 2020

Desde el 8 de junio se hizo la reapertura de diversos sectores de la economía en Colombia, un paso que nos acerca cada vez más a la normalidad en medio de la pandemia. Mundialmente, las medidas que se tomaron para mitigar los efectos de la pandemia han causado una desaceleración económica, situación que no ha sido ajena al país. Según cifras del Dane, hemos llegado a la tasa de desempleo más alta de los últimos 20 años, con 19,8 %.

Teniendo en cuenta este panorama, desde Probarranquilla se organizó el conversatorio Rol empresarial de cara a la reactivación económica para entablar un diálogo con diferentes actores de la sociedad en torno a lo que viene. El evento, que se llevó a cabo vía YouTube, contó con el apoyo de la Fundación Mario Santo Domingo, la Cámara de Comercio de Barranquilla, la ANDI Atlántico-Magdalena, la Universidad del Norte y Fundesarrollo.

El panel estuvo compuesto por Alberto de Castro, decano de Humanidades y Ciencias Sociales; Hernando Baquero, decano de Ciencias de la Salud; Kelina Puche, directora de Fundesarrollo; Camilo Abello, director senior de sostenibilidad de Argos; y Carlos Cavelier, presidente de Alquería. El espacio fue moderado por Francisco Miranda Hamburger, director de Portafolio.

Puche manifestó que para entender la actualidad, hay que tener en cuenta el contexto en el que veníamos. La tasa de desempleo venía en aumento progresivamente, vinculado a muchos factores, como el desempleo estructural, la falta de coincidencia entre la oferta y la demanda del perfil laboral que buscan los empresarios, el importante flujo migratorio, entre otros aspectos.

La directora de Fundesarrollo señaló que el país se encuentra en una lucha contra la pobreza, que se ve afectada de manera importante con cada crisis que surge. Indicó que una de las opciones a futuro será una nueva reforma tributaria que nos lleve a unas discusiones de fondo con un enfoque distinto. “Nuestras últimas reformas tributarias han tenido la intención de satisfacer las necesidades de gasto del nuevo gobierno que llegaba al mando. Pero ese no debe ser el enfoque de una reforma tributaria, debe estar enfocado en aumentar los niveles de competitividad y mejorar el esquema redistributivo y el eslabón redistributivo del gobierno”, afirmó Puche.

Añadió que para esta nueva realidad que nos espera deben haber unos nuevos principios. En primer lugar, la transparencia, pues es necesario que gobernantes asuman esta actitud para garantizar confianza y ganar gobernabilidad. Segundo, el diálogo, entre lo local y nacional, y también lo privado y público, para poder llevar un proceso de recuperación más dinámico. Por último, promovió el concepto de economía colaborativa, en el que ayudar a mis aliados y colaboradores significa una buena decisión económica por encima del margen de ganancia.

Precisamente, el enfoque de apoyo a colaboradores fue el que tomó Argos, dijo Abello. Señaló que esta crisis requiere de mucha gerencia pues ante la incertidumbre es clave la organización y tener un plan claro. Manifestó que, en primer lugar, le apuntaron al cuidado de las personas, luego la responsabilidad con los recursos de caja y, por último, diseñar una nueva forma de funcionar ante el cierre parcial.

Abello afirmó que la clave para Argos ha sido la resiliencia y que los retos no terminan con la covid-19, puesto que todavía tenemos la gran amenaza del cambio climático, que ha quedado relegada actualmente. “Tenemos que evolucionar, ser conscientes y entender el entorno en el que hacemos negocios y tomar decisiones con criterios ambientales, sociales y de gobierno”, expresó.

Por su parte Alquería no ha parado sus operaciones, puesto que la labor que hacen fue declarada como de primera necesidad. Cavelier contó que las 2000 personas que trabajan en las plantas utilizan tapabocas y tienen experiencia con una cultura de calidad de laboratorios e inocuidad, lo cual les sirvió como punto de partida para la prevención. Afirmó que una de las estrategias que han sido fundamentales para el éxito de sus operaciones ha sido la alianza con academia y gobierno, pues con ayuda de la Universidad de los Andes han desarrollado una metodología de testeo y monitoreo de casos que ha funcionado con el apoyo de las secretarías de salud de cada una de las ciudades donde operan.

El decano De Castro señaló que estamos luchando no solo contra la epidemia de la covid-19 sino también contra las enfermedades mentales que se vienen agravando desde hace varios años. “Los estudios epidemiológicos nos mostraban que los trastornos de ansiedad y depresión se habían triplicado y cuadruplicado, respectivamente, con respecto a la última década y con la pandemia se incrementaron aún más”, anotó. Añadió que la ansiedad está ligada a la incertidumbre, un factor que ha empeorado.

Recomendó que desde las empresas se haga inversión en temas de orientación sobre cómo manejar la ansiedad, la tristeza y la frustración, puesto que cuando las personas no saben cómo manejar estas situaciones tienden a actuar a partir del miedo, la rabia y otras sensaciones que van a generar una falta de objetividad, pérdida de motivación, concentración y funcionalidad laboral. “Si hay algo a lo que yo le temo como psicólogo es a que una persona se vea de forma crónica —por un largo periodo de tiempo— enfrentado la incertidumbre sin tener los recursos mentales apropiados para saber cómo hacerlo”, argumentó.

Desde el punto de vista de la Medicina, una de las preocupaciones que tiene Baquero es ¿qué pasa con las otras enfermedades en este contexto? Actividades como consultas externas, cirugías programadas o cualquier tipo de seguimiento de enfermedades crónicas han quedado diferidas, lo cual ha generado una serie de problemáticas, especialmente en el sector de la educación.

Los estudiantes de Medicina, que necesitan la práctica para tener una formación adecuada, no han podido retornar a los espacios clínicos de manera segura y preocupa que haya un bache en el grupo de médicos, que podría ser dramático por la escasez de recurso humano que se puede presentar para la atención del número de pacientes, que necesariamente dentro de la pandemia van a llegar a consulta.

Otra de las preocupaciones de Baquero es el hecho de que en América Latina primero se sintió el impacto económico, y posteriormente ha llegado el sanitario; contrario a lo que ocurrió en Europa. “Tenemos que seguir trabajando en prevenir e identificar cada uno de los casos que podamos de manera temprana”, afirmó, haciendo referencia a que la reapertura no puede ser sinónimo de laxitud en términos de vigilancia de la epidemia.

Por Leonardo Carvajalino

Publicado en Prensa UniNorte

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