Publicado el 20 de abril de 2020

Por Ricardo Plata Cepeda

Amigos y críticos del gobierno nacional reconocen la oportunidad y el acierto de las medidas para contener el contagio, asignar recursos a la salud, facilitar el acceso al agua y priorizar el apoyo financiero a los sectores más vulnerables de la población.

Millones de colombianos y miles de millones de habitantes del planeta se sienten hoy detenidos en el tiempo, mientras muchos otros libran una carrera frenética contra ese mismo tiempo: médicos salvando vidas arriesgando las propias, laboratorios aumentando su capacidad de hacer pruebas, investigadores procurando remedios que mitiguen los efectos y la letalidad de la infección, científicos en corporaciones y universidades desarrollando una vacuna que ponga fin a la pandémica pesadilla y de paso les deje fama y fortuna, productores, transportadores y expendedores de alimentos y medicinas desafiando el desabastecimiento y funcionarios públicos legislando 24/7 y poniendo en marcha medidas de emergencia para aplanar las curvas de contagio viral y, a renglón seguido, medidas para aplanar la curva de contagio de la recesión económica con la que las primeras exacerban la pobreza y el desempleo.

En paralelo, todo lo que evoca aglomeración, que es la esencia del triunfo de las ciudades, se encuentra en pausa forzada: conciertos, salas de cine y deportes; el turismo de placer y negocios y sus afines, aviación, hotelería, cruceros, museos, restaurantes, ferias y convenciones; celebraciones políticas, religiosas y sociales de toda índole, clubes, bares y su constelación de proveedores; colegios y universidades; transporte masivo y colectivo. Empleos directos, indirectos e inducidos relacionados con todos los anteriores se pierden cada día por tiempo indefinido. La Cámara de Comercio de Bogotá informa que el 72 % de las empresas disminuyeron sus ventas, incluyendo un 30% que están inactivas. La Andi advierte que la caja de las industrias manufactureras alcanzaría para 21 días, que ya pasaron. El 80% de las empresas de la Cámara de Pymes de Quebec tienen caja máximo para 4 semanas, JP Morgan dice que en Estados Unidos son 27 días. La liquidez pierde su propia carrera contra el tiempo.

Amigos y críticos del Gobierno nacional reconocen la oportunidad y el acierto de las medidas para contener el contagio, asignar recursos a la salud, facilitar el acceso al agua y priorizar el apoyo financiero a los sectores más vulnerables de la población. Sin embargo, economistas, líderes políticos y dirigentes gremiales urgen que el gobierno, además de incentivar a los bancos a prestar incrementándoles las garantías del FNG, canalice fondos a costo cero para financiar diferimientos del pago de impuestos territoriales, servicios públicos y créditos existentes, así como para subsidiar los sueldos de la nómina de las Pymes de quienes no están trabajando, única forma realista de proteger ese empleo. Se espera mayor flexibilidad e impacto en las decisiones del Banco de la República y se echa de menos una banca oficial de primer piso más robusta, presta a cumplir las nuevas políticas. De momento recomiendo la lectura del reciente documento de Fundesarrollo “Una propuesta de subsidios a la nómina en Colombia”, en www.fundesarrollo.org.co

Publicado en El Heraldo

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