Publicado el 15 de Enero de 2019

Un estudio de Fundesarrollo determinó que la cifra duplica el número de los residentes desempleados que se ubica en  6,9%.

Junto con la llegada de los migrantes venezolanos y retornados, un mito se ha venido  instalando en el país desde hace algunos años. Muchos creen que estas personas  vienen a “quitar” las oportunidades sociales,  laborales y educativas a los ciudadanos colombianos.

Pero un estudio de la Fundación para el Desarrollo del Caribe, Fundesarrollo, asegura que Atlántico, por ejemplo, tiene una tasa de desempleo para retornados de 17%, frente a un 6,9% de los residentes, es decir, la tasa de desempleo de los retornados duplica las cifras de los colombianos.

El mito parte del argumento de que los migrantes están aceptando un salario más bajo que los colombianos residentes, “lo que los hace más atractivos a la contratación”.  El estudio señala que el ingreso promedio de un colombiano residente es 1,7 veces más alto que un retornado de Venezuela, y esta comparación “es el doble en el Atlántico”.

Pero esta tesis no es avalada por varios retornados y venezolanos que se encuentran en Barranquilla, pues aseguran que en esta ciudad han encontrado oportunidad laboral partiendo “de la igualdad de condiciones”.

Andrés Henríquez, de 24 años, llegó a la capital del Atlántico en marzo pasado proveniente de Caracas, donde dice que vivió 17 años y se encuentra laborando en la formalidad.

“Mis padres me llevaron en 2001 desde Barranquilla a Caracas. Allá estudié y me formé como licenciado en Relaciones Internacionales,  llevó meses acá y estoy laborando, como los demás barranquilleros que tienen empleos formales”, explica Henríquez.

El joven detalla que cada vez que venía a Barranquilla veía las oportunidades donde pudiese trabajar. “En Caracas era encargado de una tornillería, sabía del sector y buscaba acá empleos similares. Cuando llegué, a los tres días me aceptaron la hoja de vida y quedé trabajando de una vez”, narra el retornado desde un mostrador de una ferretería en la calle 30, quien destaca que las condiciones laborales “son iguales a las de los empleados colombianos”.

Un dato que destaca el estudio es que con excepción de Sucre, Córdoba, Caquetá y Bolívar, “los retornados presentan 1 año de escolaridad promedio más que los colombianos residentes. Clasificándose en mano de obra con escolaridad en grado medio”.

Según Migración Colombia,  la cifra de venezolanos se disparó en 2018, llegando a más de un millón, concentrándose en Bogotá, Atlántico y Norte de Santander.

Informalidad

El estudio de Fundesarrollo analiza también la tasa de informalidad de los retornados  en el departamento y detalla que se encontraba cercana al 85% en 2018; pero esta situación no está alejada de los colombianos residentes, debido a que la tasa de informalidad se ubica en el 59,4% a nivel nacional.

“Tanto retornados como colombianos residentes se emplean en los sectores que mayor informalidad laboral presentan, como lo son la agricultura, comercio al por mayor y al por menor, y transporte”, dice el estudio.

Deimer Sarabia forma parte de los venezolanos que se encuentran trabajando en Barranquilla en la informalidad. El joven de 18 años tiene desde hace dos meses una barbería a cielo abierto en una chaza del centro de la ciudad.

Proveniente del Estado Zulia, el joven tiene residenciado en Barranquilla “más de un año”, y hace poco alquiló una chaza para montar una barbería y poder generar sus ingresos.

“La arrendé por 150.000 pesos mensual. Al día puedo llegar a hacer 7 cortes que las cobro, en mínimo 5.000 pesos, de allí voy juntando el dinero para pagar el local y el arriendo de la casa donde vivo con mi familia”, cuenta Sarabia, quien afirma que espera “poder estabilizarse” para “iniciar estudios” superiores.

Publicado en El Heraldo

¡Déjanos un comentario!