Publicado el 01 de Mayo de 2018.

Según el Dane, 507.000 personas de la ciudad laboran en empleos informales. La cifra es mayor en comparación con Bogotá, Medellín y Cali. Expertos analizan la situación.

Ya son 35 años los que David Palacio lleva dedicado al empleo informal. Este barranquillero, de 50 años, recorre aproximadamente 10 kilómetros diariamente empujando la carretilla que usa para vender utensilios de aseo y cocina.

La venta de escobas, traperos, baldes y demás objetos lo han ayudado, desde que era un adolescente, a solventar sus gastos y a sacar adelante a su familia. Mientras recorre las asoleadas calles de Los Olivos Etapa I, David Palacio asegura que sus ganancias oscilan entre los $30 y los $35 mil, pero dice que no cotiza salud ni pensión, ya que sus ingresos disminuirían.

Este trabajador es uno de los 507.000  barranquilleros ocupados laboralmente que lo hacen bajo la informalidad, ya sea vendiendo en la calle, en las puertas de sus casas, en los medios de transportes de la ciudad, en playas o en zonas comerciales. O en diferentes oficios en donde no cuentan con garantías básicas de un trabajo.

De acuerdo con el último reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, Dane, Barranquilla cuenta con una de las tasas de desempleo más bajas (8,6%). Sin embargo, las estadísticas también demuestran que de las 906.000 personas ocupadas, el 56% de ellas lo hacen en la informalidad.

“Con este trabajo levanté a toda mi familia”, Dalmiro Julio, vendedor de plátanos.”

Hansel Vásquez

Esta cifra, según el reporte de la entidad, supera las estadísticas de Bogotá y Medellín, cuyos números de informalidad no superan el 42%, y la de Cali, que se sitúa en 44,7%. Es decir, que de las grandes ciudades del país, Barranquilla tiene el mayor número de gente laborando informalmente (ver recuadro).

Dicho porcentaje ha aumentado en los últimos cinco meses, ya que la cifra de informalidad de Barranquilla se situaba en 53,9%.

Malas condiciones. Kenkin Morales, coordinadora del Observatorio Regional del Mercado de Trabajo de la Universidad del Atlántico, indicó que en los cuatro trimestres del periodo 2013 a 2017 Barranquilla ha tenido un promedio de 62,2% en la tasa de informalidad laboral.

Esto traduce —de acuerdo a Morales— baja calidad de más de la mitad de las actividades laborales en la ciudad. “Es evidente que quienes cuenten con mayor educación superior presentan menor informalidad, lo cual es una señal clara a favor de la formación de la población y teniendo en cuenta el contexto de sectores económicos de la ciudadanía”, sostuvo.

Leopoldo Gómez Ramírez, doctor en Economía y director del Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico de la Universidad del Norte, afirmó que es “preocupante” que la tasa de informalidad en Barranquilla sea del 56%, debido que esto afecta la calidad de vida de las personas que trabajan de este modo.

Precisó que los trabajadores informales, en su mayoría, reciben peor atención en salud que las personas que laboran de manera formal. “En general las condiciones en las que va a estar laborando diariamente, como las horas de trabajo y la seguridad en el trabajo son peores a las de un trabajador normal”, sostuvo el experto.

“Entre mayor educación, menor informalidad”, Kenkin Morales, coordinadora Ormet Atlántico”

Igual concepto comparte Erika Sierra, investigadora Económica en Fundesarrollo, quien asegura que en la ciudad existe una baja calidad del empleo, debido a la alta cifra de informalidad que se presenta.

En muchos de estos empleos —indicó Sierra— las condiciones son “precarias” y no cuentan con la seguridad social y no cotizan en salud, lo que no les permite tener ahorros para su época de vejez.

De igual forma, señaló que la falta de estabilidad en los ingresos de las personas que trabajan informalmente  genera “vulnerabilidad”, ya que no gozan de beneficios como seguros de desempleo, primas o cesantías. “Si bien tenemos un baja tasa de desempleo, no hay que celebrar tanto ya que más de la mitad de la población ocupada, al no conseguir empleo, deciden trabajar en cualquier, aunque no tengan las garantías”, manifestó la investigadora Sierra.

Publicado en El Heraldo

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